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martes, 17 de abril de 2018

No fue a Misa el Domingo: Mire lo que perdió


Es domingo: Contemplar y Vivir el Evangelio



  faltar a misa el domingo



3º Domingo de Pascua

[¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Aleluya! Con el encuentro vivo con
Jesús Resucitado, todo comienza y muchas cosas terminan. Finalizan
los momentos de encierro, interrogantes y dudas. Comienza la Vida
Nueva que nos trae cada encuentro con el Resucitado: Él hace nuevas
 todas las cosas. Este es el camino pascual.]

Si te ayuda, puedes empezar así: -Estás, Señor… -Estoy, Señor…
 Tu Presencia de Resucitado me invade, me envuelve y me llena…
Lo creo, mi Señor. Hazme gozar de tu mismo e intenso gozo…

                       
Del Evangelio de san Lucas 24, 35-48 (Es mejor tener el texto a mano
y leerlo ahora).
 

  • Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
    Y él les dijo: “¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y pies, soy yo en persona. Palpadme y
    daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis
    que yo tengo”.

Jesús se presenta en medio de sus discípulos en un momento importante.
 Ya se había aparecido Jesús a varios de ellos y ahora los dos de Emaùs
volvían contando a los demás cómo le habían visto ellos, y cómo Él los
había acompañado y ellos lo habían reconocido al partir el pan en la cena
que tuvieron los tres. Todos contentos, sí. Pero de repente Jesús aparece entre
 ellos, los saluda con la Paz y queda patente en qué situación se hallan todavía
 los discípulos con respecto a la dicha resurrección de Jesús.

-Contempla despacio la escena y sobre todo las palabras que manifiestan
 la situación personal y grupal de los discípulos: aterrorizados y llenos
de miedo, creían ver un espíritu
. Es más, alarmados y con el corazón
lleno de dudas
. ¡Es fuerte! Y uno se pregunta: ¿Cómo es posible tanto
desconcierto? ¿Tanta resistencia? ¿Tanto temor? Es que no entendían en
 absoluto lo que podía ser eso de resucitar. No estaba en su tradición. No
tenían experiencia. Revivir, ¡todavía! Pero resucitar, ¡no! ¡Era una novedad
tan nueva, tan radical! Todavía no habían comprendido aquella novedad que
 era y había traído Jesús a la tierra: Dios mismo estaba aquí en la tierra metido
entre nosotros, actuando a nuestro favor, cambiando nuestro corazón y por
ende nuestra visión de todo. Novedad que es el mismo Jesucristo Resucitado.
¿No nos estará pasando a nosotros lo mismo hoy? ¿Creo en la resurrección de
 Jesús? ¿Qué es eso de la resurrección de Jesús? ¿Será que ni siquiera puedo entender que haya habido y habrá resurrección? Mientras no creamos en la resurrección de Jesucristo no tendremos más que miedo y dudas, a veces
terroríficas, sobre el presente y el futuro, sobre la vida y la Vida eterna, sobre
la muerte y la Muerte eterna. ¿Por qué me decanto yo hoy?

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>>>Anímate ahora a quedarte un buen rato mirando las manos y los pies
de Jesús Resucitado… Y anímate a palparlos como Él mismo pide…  Te los
está mostrando… Desde tu fe, confianza y amor… Calla, mira, contempla…
¡Y la alegría se irá apoderando de ti!

 

  • Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme…, un espíritu
    no tiene carne y hueso como yo tengo… Les mostró las manos y los pies… ¿Tenéis algo que comer?... Él lo tomó (un trozo de pez asado que le
     ofrecieron) y comió delante de ellos.

-Señala san Lucas que no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos.
Sin duda que se alegran los discípulos de ver a su Maestro de nuevo y sobre
todo de un modo nuevo. Por eso mismo, la mezcla de sorpresa, asombro y desconcierto era mucho mayor, tanta que no acababan de creérselo. Les cuesta reconocerlo. De ahí que Jesús tome la iniciativa de mostrarse con tanta
contundencia y crudo realismo, signos irrebatibles, para desbloquear la
situación: hasta comer con ellos. ¡Cuánto nos cuesta reconocer al Resucitado
 entre nosotros, en nuestras circunstancias reales de la vida! ¡Y sin embargo
está! Hemos de tener esto en cuenta: es verdad que la presencia del Resucitado
 entre los suyos no puede entenderse en un sentido físico, pero queda claro y
 bien resaltado con los gestos y palabras de Jesús, que se trata del mismo Jesús
que los discípulos conocían y con el que han convivido. También se resalta que
su presencia es nueva y diferente (por eso no le reconocen al principio) pero es
real. No es un fantasma. Es lo divino haciéndose ver a lo humano. Ahora y por siempre, la presencia del Resucitado es otra que la física, y mucho más honda y enraizada en todos porque es trascendente, divina, gloriosa y personal: es por
tanto bien real e impregna todo lo que somos y vivimos.

>>>Anímate ahora a contemplar la escena: Jesús hablando a los suyos y mostrándose con claridad y evidencia que es Él mismo. Lo hace contigo y
para ti ahora también, no lo dudes. Mira despacio sus manos y sus pies… Atrévete a palparlos y a besarlos… Mírale despacio de arriba abajo… Mírale comiendo… ¿Acaso no te hace alguna pregunta?...

 
  • Esto es lo que os dije… Entonces les abrió el entendimiento… Así está escrito…”

-Jesús Resucitado les da una explicación de su pasión, muerte y resurrección a partir de las Escrituras. De este modo le da las claves, que después ellos van a saber usar, para entender, vivir y anunciar todo lo acontecido como proyecto amoroso de Dios con la humanidad, ahora ya rescatada y salvada. Y ésta será su misión por todo el mundo, como testigos vivos de todo ello.
>>>Anímate ahora a contemplar a Jesús repitiendo para ti esas mismas palabras del texto evangélico. ¿No te estimulan? ¿No te siente en comunión con el Resucitado? Pídele que te abra el entendimiento de las Escrituras y de su misma Persona Viva y Resucitada. Con todo, ten en cuenta lo siguiente: reconocer al Resucitado en nuestras vidas no siempre es tan fácil e inmediato. A veces necesitamos de un proceso, en el que vamos captando y entendiendo poco a poco los signos de su Presencia entre nosotros comunidad. Este Evangelio de hoy nos está mostrando, además, que el encuentro con Él no es para nuestro disfrute personal, sino el inicio de una misión, de un testimonio acerca de Él y de su proyecto reconciliador ante todo tipo de personas y en todas las  circunstancias. No olvides nunca: el encuentro con el Resucitado es la clave y el sentido de todo ello. 

 Recuerdo contemplativo para repetir durante la semana: “Vosotros sois testigos de esto”… “Vosotros sois testigos de esto”…
 
Vosotros sois testigos de esto (de la Resurrección de Cristo)


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