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miércoles, 31 de enero de 2018

martes, 30 de enero de 2018

PEGADIZO «CREO EN DIOS» DE COMMUNION




Es hasta el momento el gran éxito de Álvaro Vega, de nombre artístico Communion, un joven rapero norteamericano que decidió consagrar su arte a dar gloria a Dios. Este tema lo ha grabado en inglés, español e italiano






Papa Francisco a los Obispos del Perú


El Papa Francisco dirigió un discurso a los obispos del Perú en el que usó para la reflexión el modelo de Santo Toribio de Mogrovejo.





lunes, 29 de enero de 2018

8 actos secretos de bondad que cualquiera puede hacer

¡Estas obras generosas, hechas de forma anónima por prójimos y desconocidos, son muy inspiradoras!

Todos conocemos el mandamiento de amar al prójimo. Es uno que casi todo el mundo aprende desde la escuela elemental. Y es bastante sencillo de entender como concepto general, en el sentido de que debemos ser buenos con los demás y tratar a los que no son familia con el mismo amor, cuidado y respeto. Pero, ¿qué significa realmente este mandamiento a una escala cotidiana y local? ¿Debería ofrecer a mi vecino un abrazo todas las mañanas de la misma forma que lo hago con mis hijos antes de ir al colegio? No creo. Pero sí hay formas prácticas y sutiles de ser amable y atento. Solamente tenemos que buscar la oportunidad adecuada.
Por fortuna, hay personas en el mundo que ya lideran con su ejemplo. Por supuesto, habréis leído historias de noticas locales sobre personas que pagan el café de otro cliente, pero eso es solamente una pincelada de las muchas historias anónimas de bondad que se desarrollan diariamente y que deberían ser celebradas. Así que aquí tenéis unas cuantas historias inspiradoras más, todas actos de amor y bondad de las que no has oído hablar…

Shutterstock-Alinute Silzeviciute

El regalo de cumpleaños inverso

“Iba a estar sola el día de mi cumpleaños, así que reuní algunos billetes de 10 dólares y me fui al centro de la ciudad con la intención de repartirlo entre personas sin hogar. Era un día lluvioso, así que no tuve mucha suerte. Decepcionada, empecé a volver hacia mi coche cuando vi a una joven llorando en la parada de autobús. Le estaba diciendo a alguien por teléfono que no sabía cómo iba a comprar comida para su familia. Eché mano a mi bolsillo y le di todo el fajo de dinero. Mi bendición fue ver su rostro iluminarse con alivio y alegría. Me marché sabiendo que había ayudado a alguien en el momento apropiado y el lugar apropiado, de forma similar a como me habían ayudado a mí misma muchos años atrás”. – Angie Nuttle

Joe Lewis | CC BY SA 2.0

Compartir música

“Mientras tocaba en la estación de metro de Times Square, un señor ciego se unió a un grupo de viandantes reunidos en torno a mí. El rostro del hombre ciego se iluminó con el sonido de mi música. Una señora del público, sin relación con el ciego, se percató de su alegría. Se acercó a mí, me compró uno de mis CD, lo puso en la mano del señor ciego y le dijo: ‘Esta es la música que está escuchando. Es para usted. Y pensar que, de alguna pequeña manera, mi música fue el impulso para un acto tan increíble, generoso y bello de bondad entre dos desconocidos… ¡no tiene precio!”. – Natalia “Saw Lady” Paruz

Cloud Studio/Stocksy United

Una buena obra por otra buena obra

“Hace años, durante mi segundo periodo de dos años de inactividad (soy madre soltera), me dirigí a mi grupo de estudio de la Biblia y pedí ayuda para otra madre soltera que sufría un debilitante dolor crónico a causa de una esclerosis múltiple y, además, tenía dificultades financieras. Pregunté si alguien podía hacer un donativo para ayudarle, y me alegra decir que recaudamos mucho dinero. Para mi sorpresa, a la semana siguiente recibí un cheque en el correo por valor de 1.500 dólares de una pareja que nunca había conocido, con una nota que decía que les conmovió mi defensa de las necesidades de esta mujer, a pesar de mis propias dificultades. Poco sabían cuánto me hacía falta ese dinero”.  – Mary Kaarto

sonja_paetow

Gracias a una banquera

“Durante muchos años, fui madre soltera con un presupuesto muy ajustado. Como no conduzco, subía a mis pequeños en una carretilla roja y recorría a pie el kilómetro y medio de ida y vuelta al supermercado, con la compra compartiendo el espacio de la carretilla con mis chiquillos a la vuelta a casa. Uno de esos días, encontré en mi patio delantero una caja repleta de alimentos y productos básicos (detergente para ropa, para platos, etc.). Pregunté a mis amigos y todos se encogieron de hombros y negaron con la cabeza. Años más tarde descubrí que había sido una banquera de la sucursal que había entre mi casa y el supermercado. Su ayuda supuso una maravillosa cena de Acción de gracias y un par de semanas de comida, y nunca pidió un ‘gracias’ o reconocimientos. Fue una humilde donante a quien siempre estaré agradecida”. – Debora Dyess

Syda productions - Shutterstock

Manos libres para ayudar

“La tienda donde hago la compra tiene un aparcamiento en pendiente y una fila de carritos poco práctica, además de una clientela de edad avanzada. Intento pararme cuando estoy en el aparcamiento antes de entrar en la tienda para ayudar a alguien a devolver el carrito a su fila. También, cuando devuelvo mi carrito, miro a ver si alguien necesita ayuda. En esta etapa de mi vida, sin niños en casa, dispongo literalmente de mis dos manos para ayudar a los demás. Así que intento estar pendiente de los que me rodean en vez de apresurarme para terminar mis recados. Intento recordar que de aquí a 20 años ¡quizás sea yo quien necesite ayuda!”. – Carla Foote

Shutterstock

Comida para dos

“Justo el mes pasado, mientras conducía a San Luis, de camino a comer en un restaurante de carretera, pasé junto a un mendigo. Así que compré dos raciones de lo que yo iba a pedir —un sándwich de queso, una manzana, patatas fritas, una galleta y agua— y paré de vuelta a casa para dárselo a él. Antes de volver siquiera la esquina, vi que ya se había llevado la comida que le ofrecí para comérsela sentado bajo un árbol. Estaba claro que le hacía falta una buena comida. La experiencia me hizo sentir que había hecho una obra de misericordia”. – Leah Gleason

Photo by Cristian Newman on Unsplash

Servicio de cenas

“Una vez que mi marido y yo salimos a cenar, me puse a charlar con un señor mayor. Había venido a la ciudad para visitar a su anciana madre, que estaba en un asilo. Contó que estaba preocupado por ella porque vive fuera del Estado. Sentí de verdad que Dios presionaba mi corazón para que ofreciera mi ayuda si alguna vez la necesitaba. Luego, mi lado práctico me dijo que no lo hiciera, que probablemente no era de mi incumbencia. Pero el lado de Dios venció; así que le pasé un trozo de papel con mi número de teléfono. Le dije que si alguna vez necesitaba a alguien que se acercara al asilo y echarle un ojo a su madre, yo lo haría. El hombre empezó a llorar. Yo no sentía que fuera para tanto, pero para él significó mucho. Y me alegra haber escuchado la indicación de Dios aquel día”. – Jamie Janosz


Alimentando a compañeros

“Uno de mis compañeros de trabajo estaba arruinado y le escuché hablar de que no tiene ni para comer en casa. Así que usé mi pausa para el almuerzo para correr a llenar un par de bolsas de comida en el supermercado y luego las puse en su coche. Nunca admití que fui yo quien lo hizo, pero me sentí estupendamente. Yo misma he estado en una situación similar, así que quise ayudar. Hoy, sigo teniendo una política de despensa abierta para los amigos”. – Bonnie Muehleman
Caryn Rivadeneira, aleteia

El Papa en la Casa de Pizarro Perú


El Papa Francisco llega a la Casa De Pizarro para una reunión oficial de estado con el presidente Pablo Kuczynski





¿Admirar para poder amar?

Porque primero amamos, luego nos es posible admirar, pero en todo caso siempre será un amor sin condición.

Mi madre tenía en un pedestal a mi padre que ciertamente demostró ser un hombre  exitoso, de mucho talento, y que fue como un faro que la tuvo siempre deslumbrada, que la hizo  sentirse muy feliz y protegida.
Fue lo que percibí en su relación hasta mi adolescencia, pues mi padre de pronto enfermo, murió, y de sus defectos y limitaciones, que debió tener como todo ser humano, nunca me enteré.
Crecí por ello con una idea muy romántica del matrimonio, esperando la aparición en mi vida de un príncipe azul, que debía ser lo más aproximado a la figura que conservaba de mi padre: alguien en condición de héroe, a quien admirar, amar, y tener en un pedestal. Por supuesto que yo creía estar preparada para desempeñar  el rol de dama virtuosa y subyugada por la  aureola de protección con la que seguramente me cubriría.
Y fue así como se incubó el problema que casi acabó con mi matrimonio, pues equivocadamenete había puesto la admiración como una condición para amar.
Me casé ciertamente con el elegido de mi corazón, un hombre muy prometedor y que me amaba plenamente. Lo hice  pensando  iniciar una novela rosa que no tardó en adquirir  tonos morados, pues, ¡oh sorpresa! aparecieron  defectos y limitaciones personales en mi héroe, mismos que  requerían el contrapeso de virtudes que en mí, brillaban por su ausencia; por la simple razón de que había esperado que todo fuera coser y cantar.
Llegué a pensar que quizá me había casado  con el hombre equivocado, pensando que no podría amar a quien no podía admirar, al menos en los términos en que había aprendido.
Con todo,  él comenzó a edificarme con su ejemplo cuando lo vi luchar, lo mismo por superar sus defectos, que  los altibajos de la existencia que más de una vez me pusieron los pelos de punta.
Mi príncipe azul, mi fiel e invencible caballero resultó que como cualquier mortal cometía errores, tenía sus defectos, se enfermaba, trastabillaba, se caía y levantaba. Sin embargo, cada día buscaba apoyo en mi amor y confianza, para subir a su cabalgadura y empuñar la espada, para  lanzarse al combate  con determinación y coraje, dirigiéndome una última e intensa mirada como diciendo: ¡va por ti!
Una mañana, después de haberse desvelado meciendo la cuna de nuestro niño recién nacido para que yo pudiera descansar, y después de haberle dado unos sorbetones apurados a un café que le ofrecí en el último momento,  lo vi correr hacia el coche, fajándose la camisa, un poco despeinado y recogiendo papeles que en el trance se la caían, pues se le hacía tarde.
Y  me descubrí amándolo  desde la perspectiva correcta.
Fue entonces que me decidí a adquirir virtudes para apoyarlo y merecerlo, que por otro camino jamás habría descubierto ni adquirido, y sin esperar ya que me hicieran feliz, ni a que solo me protegieran, comencé a ser feliz esforzándome por hacerlo feliz.
Luego  pude confirmar muchas cosas asistiendo a un curso sobre amor conyugal, con la enorme ilusión de hacer de nuestro matrimonio nuestro mejor proyecto; y compartí en el mi testimonio de vida.
Aquí lo aprendido en relación con mi experiencia:
Ciertamente existe una relación entre el amor y la admiración. Pero en el amor conyugal, que es un amor incondicional a la persona despojada de todo atributo, la admiración no es el principio del que brota dicho amor, sino al revés.
Es decir, porque primero amamos, luego nos es posible admirar, pero en todo caso siempre será un amor sin condición.
Es por eso que podemos amar en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la fortuna y en la desgracia, en lo admirable y en lo que tenemos como todo ser humano de limitados, frágiles y hasta miserables.
De esto se puede concluir lo siguiente:
  • Quien para poder amar necesita previamente que se le desencadene una admiración que le arrastre incontenible, puede poner en duda si realmente ama.
  • La codicia por lo admirable de quien se busca a sí mismo en el amor, y el anhelo amoroso por dar de sí lo mejor por parte de quien es admirado, puedan quizá parecerse en que ambos desencadenan un intenso impulso al principio de la relación. Pero ahí acaba su semejanza.
  • Como quien  codicia, porque  admira, no necesariamente  ama, amargamente lo descubren los “admirados” seducidos, cuando llega el momento de mostrar su lado frágil y limitado, cuando en esta u otra cosa como todo ser humano, ya no se es tan “admirable y perfecto” sino defectuoso.
Lo que al inicio de mi matrimonio pensé que sería un: “y comieron perdices siendo felices para siempre”,  se ha convertido en un comenzar y recomenzar corrigiendo y reescribiendo pasajes de nuestra historia, y, ciertamente mi esposo y yo nos admiramos, pero bien sabemos que tal  admiración fatigosamente labrada es un fruto del árbol del amor incondicional, y no su raíz.
Escríbenos a: consultorio@aleteia.org
Orfa Astorga, aleteia



¿Mis hijos van antes que él?

La maternidad lo cambia todo, los hijos te necesitan... ¿Eso significa que él debe pasar a un segundo plano?

Mientras fueron novios, todo era perfecto. Ella mandaba whatsapp preguntándole cómo iba en el trabajo, a la hora del bocadillo le sorprendía con un mail, escogía su mejor perfil para cada selfie…
Los fines de semana le acompañaba al partido de fútbol a pesar de que no le interesaba lo más mínimo ese deporte, buscaba el restaurante más recoleto para que el plan de cena fuera único, era capaz de cambiar turnos y trabajar más horas por verse al salir del trabajo, alteró la ruta del autobús por darle los buenos días antes de que él entrara en la fábrica…
Él hacía lo mismo. Se desvivía por ella con los detalles que le iban soplando los amigos. A pesar de ser poco romántico, aprendió a enviar un dibujo, a dejarle una frase encendida en el bolsillo del abrigo, a acercarse con unas flores…
Y se casaron. 
Llegó el primer embarazo y el primer hijo. La alegría más absoluta.
Y comenzaron los despertares a medianoche, las tomas de la criatura, la falta de sueño llevada con humor… La baja de maternidad fue un soplo y el horario del trabajo quedó pegado al del bebé.
Eso sí, siguieron unos buenos días cariñosos y un “robar” tiempo para ellos dos solos. Pero cuando llegó el segundo, una hermosa niña, ella creyó definitivamente que los hijos debían ser la prioridad.
“Los hijos necesitan sobre todo a la madre, y más en los primeros años”, se decía. La falta de tiempo y los cambios en la economía doméstica relegaban a un segundo plano los fines de semana en un hotel con encanto. Incluso se hizo imposible ir al cine en las “noches del espectador”, esos miércoles con descuento.
A ella le comenzó a dar pereza maquillarse y encontró que para no salir mal parada con las babas de la pequeña era mejor ir con un fondo de armario al llegar a casa. O sea, con una camiseta de algodón blanca, negra o gris, según la época. Del recogido estudiado y con mecha suelta se pasó al moño de lápiz.
Ella creía que se debía a los niños. Que el papel que le otorgaba la vida era el de ser madre por encima de todo. Y en ese todo también estaba él. Dentro de unos años recuperarían el romanticismo de la primera etapa, pero ahora tocaba bregar en otra dirección.
Él se vio relegado a un papel secundario.Sentado en el banquillo en vez de jugando en los partidos de la vida familiar.

Él o los niños, ¿gran dilema?

¿Realmente primero hay que atender a los hijos y luego al marido? Ella explicaba que los maridos ya son adultos y saben lo que deben hacer mientras que a los pequeños hay que guiarles en sus primeros pasos porque son dependientes.
Error de manual. 
Cuando llegan los hijos a la familia, eso no implica que haya que cambiar lo esencial, lo que es básico y sostiene todo el edificio. A saber:
  1. El amor de tu vida es tu marido, no son tus hijos.
  2. Con quien tú te casaste es con tu marido, no con tus hijos.
  3. Con él terminarás tus días, con ellos no. 
  4. Quien dijo (y dice) que te quiere para siempre es tu marido, no son tus hijos. 

Shutterstock

Hay que volver a formular la ecuación

Recuerda que los hijos son fruto de vuestro amor, son la consecuencia de que os queréis, pero lo que no puedes hacer es olvidar al marido o apartarlo por atender a los hijos. Ni siquiera ellos te lo piden. Y si alguna vez crees que tus hijos te están pidiendo algo que va contra el amor a tu marido, es que algo está equivocado en la ecuación y hay que reformular.
¿Recuerdas aquellas matemáticas de hace un tiempo? La x, la y, las constantes y las variables… Una de las mejores maneras de formular bien el proyecto de familia es precisamente contar con que tú y él sois constantes, mientras que lo demás es variable. Y los hijos, sí, aunque parezca una ofensa, son una variable.
Son una variable en el número y son una variable en el tiempo: hoy están, quién sabe si mañana se marchan libremente.
Lo primero para una mujer con familia es siempre el maridoY lo mismo se aplica al marido (aunque ahora no hablemos de ellos): lo primero es la mujer.
Si no vienen los hijos, no se desmontará el castillo porque no son la esencia de vuestra unión. Y si vienen (uno, dos o los que sean) tampoco desmontarán el castillo porque los cimientos siempre vais a ser los dos unidos.
Esa unión no es una cuestión de papeles sino de corazón, de entrega absoluta. ¿A quién vas a querer más que a tu marido? Por mucho que el instinto de maternidad te una con una fuerza casi irracional a tus hijos, el amor verdadero en la familia empieza por el amor de pareja.
Es la relación de pareja la que hay que cuidar, preservar, mimar. Decía un sabio conocedor del amor humano que las mujeres deben proponerse querer al marido como si fuera el hijo pequeño. Ese puede ser un buen termómetro de tu amor. Así nunca estará desatendido y nunca habrá problemas de desorden afectivo. El marido ocupará el lugar adecuado si está por encima de la atención que reciben los hijos.
¿Significa eso desatender a los hijos? En absoluto. Y eso, quien lea este texto lo sabe, es algo que no suele ocurrir en una madre salvo esas excepciones en que nos encontramos con una madre “desnaturalizada”.
Lo importante, pues, es encajar los diferentes periodos de la relación de pareja y adaptarse a las variables de cada etapa. La constante “él” ha de ser siempre el motor de tu amor. Los hijos, cuando eso es así, salen fortalecidos por ese amor, que los cuida, los protege y los hace crecer en la seguridad de la familia estable.
 Dolors Massot, aleteia


domingo, 28 de enero de 2018

330 ¿Su Fe es la Fe de la Iglesia? ¡Compruébelo!

Esta es nuestra Fe, la Fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro


 igualdad de los hombres
330.¿En qué medida son todos los hombres iguales ante Dios?
Ante Dios todos los hombres son iguales en la medida en que todos tienen el mismo Creador, todos fueron creados según la única imagen de Dios con un alma dotada de razón, y todos tienen el mismo Redentor. [1934-1935, 1945]



Dado que ante Dios todos los hombres son iguales, todo hombre posee la misma dignidad y puede reclamar los mismos derechos como persona. Por eso toda discriminación social. racial, sexista, cultural o religiosa de la persona es una injusticia inaceptable.


 igualdad de los hombres

* El texto (pregunta y respuesta) proviene del Youcat = Catecismo para Jóvenes. Los números que aparecen después de la respuesta hacen referencia al pasaje correspondiente del Catecismo de la Iglesia Católica que desarrolla el tema aún más. Basta un clic en el número y será transferido. 

Cómo tener citas fantásticas … en casa

4 formas divertidas de crear un rato especial con tu cónyuge sin tener que ir a ningún sitio

Entre las exigencias de la escuela, los niños, el trabajo y la colada, es siempre un desafío hacer tiempo para conectar con tu marido o tu esposa, pero, ¿y si este año pusierais las citas nocturnas en lo más alto de vuestra lista de tareas?
Sé lo que estáis pensando, porque yo también lo pienso: hace demasiado frío; es muy caro pagar un cuidador para los niños y además una cena en un restaurante elegante; me quedaré dormido en el cine… Y así de fácil, el tiempo para la pareja vuelve a caer al final de la lista. ¿Qué puede hacer entonces una pareja desesperada por una noche especial?
¡Hay que pensar con creatividad! No permitáis que la falta de niñera, un presupuesto ajustado o un horario apretado (o cualquier otro obstáculo) pongan fin a que paséis tiempo con vuestro cónyuge. ¿Por qué? Porque tener una cita en casa puede ser igual de agradable.
Antes de daros algunas ideas para mantener el romance sin tener que salir de casa, creo que es importante prestar atención a unos pocos detalles y también preparar el escenario. Aquí tenéis algunas orientaciones generales que os ayudarán a hacer que sea una noche especial de cita y no cualquier otra noche en la que ambos caéis rendidos en el sofá:
  • Despejad la casa de juguetes.
  • Poned un mantel limpio.
  • Poneos ropa limpia y cepillaos los dientes.
  • Aseguraos de que los niños duermen o al menos se quedan en la cama durante la noche.
La palabra clave para que funcione es intención. Incluso los gestos más pequeños pueden contribuir para crear la sensación de que esta noche no es como otra cualquiera, sino una dedicada especialmente a un rato exclusivo de pareja. Siempre tened en mente las tres erres de la noche de citas: relajación, reconexión y romance.
Y aquí vienen algunas ideas:

Leeos mutuamente

Para muchas personas, leerle a la pareja quizás suene algo cursi. Creedme, lo entiendo, yo misma me avergüenzo un poco cuando alguien escribe una publicación en las redes sociales sobre hacer este tipo de cosas. Pero hacedme caso. Es fantástico, y en realidad bastante elegante, que te lean un capítulo de una novela fascinante mientras tú te relajas en tu sillón favorito, quizás dando sorbitos a algún cóctel (¡con estilo!).
Incluso si la literatura no es lo vuestro, quizás a los dos os interese algún reportaje de revista  que no habéis tenido tiempo de leer. O tal vez un artículo de opinión de vuestro columnista preferido. ¿O un artículo de viajes sobre un lugar en el que lo habéis pasado bien juntos u otro lugar que os apetece visitar más adelante?
La cuestión es que, durante el día, mientras cuidáis de los niños o trabajáis o las dos cosas, es imposible leer algo en voz alta o escucharlo sin algún tipo de interrupción. Y puede ser una manera maravillosa de conversar sobre otra cosa que no sean niños, facturas y horarios.
Al mimaros con este pasatiempo a la antigua usanza, estáis destacando intencionadamente esas horas como tiempo de adultos, que es lo que se supone tiene que ser una noche de cita.

Cocinad juntos

Habéis mandado a los niños a dormir y ahora la cocina es toda vuestra. ¿Por qué no probar una nueva receta juntos solamente para vuestro disfrute?
Incluso  si tenéis hijos mayores o preferís cenar siempre en familia, nada os impide prepararos un postrecito exclusivamente para dos.  Mirad algún vídeo de YouTube  sobre cortes decorativos de frutas o verduras y probad a hacer una rosa con un rábano, por ejemplo. ¡Explorad el mundo de las infusiones y los tés! La clave está en llevar algo de diversión a un ámbito tan cotidiano como es la cocina y hacerlo juntos, como una forma de recreación, sin hijos, familia política ni invitados a los que agradar.
Y si lleváis mucho tiempo de casados, quizás cocinar para dos os recuerde aquellos primeros años austeros como pareja durante los cuales cocinar en casa era la única cita que os podíais permitir. ¡La nostalgia y el romance son grandes amigos!

Jugad

Es probable que los dos juguéis con los niños constantemente (o al menos fingís que jugáis mientras miráis el móvil o hacéis la lista de la compra), pero ¿cuándo fue la última vez que tu pareja y tú jugasteis juntos?
Sacad los juegos de mesa y poneros al lío o aprended algún juego de cartas que sea nuevo para los dos. Jugar es divertido y los detalles y las normas absorben todos vuestros pensamientos, de forma que no os podéis preocupar por otra cosa, ni por la cena del próximo día ni por los minutos que le quedan a la lavadora ni el trabajo de ciencias que la pequeña tiene que entregar la semana que viene.

Haced una lista de sueños

Me encanta hacer listas y lluvias de ideas, así que esta propuesta es una de mis favoritas. Además, se adapta muy bien a diferentes estados de ánimo y personalidades. Podéis hacerlo juntos en voz alta o de forma separada o combinando las listas, en el ordenador o en un cuaderno a mano.
El comienzo de un nuevo año, tan lleno de esperanza y expectación, es especialmente propicio para esta fantasiosa lista de ideas. Quizás también descubráis cosas nuevas sobre vuestro cónyuge en el proceso.
***
Somos arrastrados en tantísimas direcciones diferentes que es fácil olvidar que vivimos esta vida juntos con nuestro cónyuge. Podemos marcar una enorme diferencia si designamos un breve tiempo para conectar mutuamente. Así que, marcad una noche de citas en el calendario y luego buscad y preparad lo que necesitéis para hacer que sea especial.
En definitiva, encontrar tiempo para, sencillamente, sentarse y charlar, o tener pequeños gestos, como caminar de la mano (¿cuándo fue la última vez que lo hicisteis?), es todo lo que hace falta para hacer que una noche sea una cita.
 Leigh Fitzpatrick Snead, aleteia



sábado, 27 de enero de 2018

El Papa habla a las religiosas contemplativa de Lima

El papa Francisco alabó la dedicación a la oración de las monjas de clausura y les pidió que rezasen por los más necesitados.





329 ¿Su Fe es la Fe de la Iglesia? ¡Compruébelo!

Esta es nuestra Fe, la Fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro

 justicia social


329 ¿Cómo se construye la justicia social en una sociedad?
La justicia social se construye allí donde se respeta la dignidad inviolable de cada ser humano y se garantizan y ponen en práctica los derechos que se derivan de ella, sin ninguna restricción. A ellos pertenece también el derecho a la participación activa en la vida política, económica y cultural de la sociedad. [1928­-1933,1943­-1944]



La base de toda justicia es el respeto de la dignidad inviolable del hombre que «nos ha sido confiada por el Creador, y de la que son rigurosa y responsablemente deudores los hombres y mujeres en cada coyuntura de la historia» (beato Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis, de 1987). De la dignidad humana se derivan directamente derechos humanos que no puede abolir o cambiar ningún Estado. Los Estados y las autoridades que pisotean estos derechos son regímenes injustos y pierden su autoridad. Pero una sociedad no se perfecciona mediante leyes, sino mediante el amor al prójimo, que, «sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”» (GS 27,1)

 justicia social

* El texto (pregunta y respuesta) proviene del Youcat = Catecismo para Jóvenes. Los números que aparecen después de la respuesta hacen referencia al pasaje correspondiente del Catecismo de la Iglesia Católica que desarrolla el tema aún más. Basta un clic en el número y será transferido. 

¿Por qué los mormones siguen a un profeta?





Hace tres semanas falleció el 16mo profeta de los mormones llamado 
Thomas S. Monson. Tras su muerte era necesario seguir la tradición 
mormona de elegir al miembro más antiguo del Quorum para ser 
designado como nuevo profeta. Es así, que hace unos días también 
fue apartado como el nuevo presidente de la secta, Rusell M. 
Nelson un cardiocirujano retirado de 93 años de edad. Nelson fue elegido 
como el 17mo presidente de la iglesia en una reunión a puertas 
cerradas del organismo rector, llamado el Quórum de los Doce Apóstoles.

Pero ¿por qué los mormones tienen como cabeza de la 
iglesia a un profeta?

Según la doctrina mormona Dios ha llamado profetas a dirigir su iglesia 
en nuestros días, tal como lo hizo en la antiguedad. Como ejemplos ponen 
el caso de Adán, Noé, Moisés, etc. Se basan en la escritura de Amós 3, 7 
“Por qué no hará nada Jehová sin revelar su evangelio a sus siervos 
los profetas”. De manera que para ellos la voz de Dios solo nos puede
 venir por medio de un profeta y a él debemos obedecer.

Según también los mormones la sucesión profética y la 
revelación quedo interrumpida cuando la iglesia decayó en apostasía 
(tras la muerte de Cristo y los apóstoles) y se perdieron estas verdades, 
así como la verdadera autoridad del sacerdocio. Esto último quiere decir 
para ellos que la tradición católica de elegir a los Papas como cabeza de la
 iglesia es una tradición humana y no divina. Por ello, era necesario traer 
nuevamente la verdad a la tierra a través de Joseph Smith en 1820 cuando
 Dios y su hijo Jesucristo se le aparecieron en una arboleda para indicarle que 
el sería el profeta por medio del cual se restauraría el evangelio completo.

Es así que los mormones creen que sus presidentes de la iglesia 
elegidos son realmente como los antiguos profetas,  osea videntes y
 reveladores pues para ellos el evangelio no ha quedado cerrado con la
 muerte del último apóstol Juan sino que sigue revelándose, y pueden 
cambiar o modificar doctrinas tantas veces como sea posible. Tales ejemplos 
tenemos a las doctrinas abolidas como la poligamia, negación del sacerdocio
 a los negros, Adan-Dios, etc.

El Quorum de los doce Apóstoles



También incluyen dentro de su cuerpo gobernante o primera 
presidencia a dos consejeros que acompañan al Profeta y al 
Quorum de Doce Apóstoles.

La jerarquía de los 12 apóstoles la sacan de la escritura de Efesios 2:20 
“Edificaos sobre el fundamento de apóstoles y profetas siendo J
esucristo la principal piedra angular”. Ellos interpretan esta escritura
 como si se tratara de la organización de la iglesia de Cristo, además 
invierten el orden y cambian el plural por el singular ya que primero ponen
 al profeta (no profetas) y de segundo a los apóstoles.

La jerarquía de los dos consejeros que dirigen la primera presidencia junto
 al profeta fue establecida propiamente por Joseph Smith en su libro
 Doctrina y Convenios y por ello no tiene ningún referente bíblico. Con 
respecto a la antigüedad que deben cumplir para ser elegidos también 
según ellos fueron establecidas por Dios en revelaciones posteriores.

¿Cómo responder como católicos a todo esto?

Con referencia a los profetas podemos responderles con la cita de Lucas 16,16 
"La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de 
Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él". Esto quiere decir 
que la etapa de los profetas reveladores terminó con Juan el Bautista 
pues luego viene Jesucristo y nos trae el evangelio completo, así como lo 
transmitido por sus apóstoles a los primeros cristianos. Después de la 
muerte del último apóstol la revelación queda cerrada definitivamente. 
Podemos apoyar este argumento con la cita Hebreos 1, 1-2:  1Dios habiendo 
hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres
 por los profetas 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, 
al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el universo:

Sobre la jerarquía de la Iglesia (Profeta y Apóstoles) podemos responderles
 que Efesios 2:20 no nos está hablando sobre ninguna organización jerárquica,
 sino que Pablo se refiere a que la Iglesia de Cristo está fundamentada
 en el testimonio y doctrina que revelaron los antiguos profetas y los apóstoles.
 Esto quiere decir que hay correspondencia entre el Antiguo y Nuevo 
testamento. Además, la escritura no se puede manipular cambiando el orden 
pues primero son los profetas y los apóstoles y no al revés como ellos lo presentan.
Yasmin Oré 

NOTA !!!

Para más información sobre la secta mormona y más argumentos 
apologéticos para responderles, os recomiendo comprar 
directamente mi libro Quiénes son realmente los mormones en librerías de 
España, y en Latinoamérica pidiéndolo en San Pablo o Casa de Libro 
con los siguientes datos:

Nombre del Libro: Quiénes son realmente los mormones
Autor: Yasmín Oré
Editorial: Sekotia
ISBN: 9788416921379