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domingo, 19 de noviembre de 2017

El daño de la pornografía en el matrimonio


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Si consideras que el porno puede servir para avisar la llama del amor, ten cuidado... porque te quemarás.

Matrimonio sexualmente aburrido; solución: pornografía… Y claro, si el mundo nos está vendiendo que hay que experimentar sensaciones, sensaCIONES, SENSACIONES -in crescendo- , a más no poder, y si a nuestro matrimonio le falta sazón pues… ¡qué mejor picante que un tercero! ¡o varios!
Así que, ¡bienvenida la pornografía a nuestro matrimonio! Todo sea en nombre del amor y por salvar nuestra relación. ¡Ah! Y por cumplir con alguna que otra fantasía… ¡Vaya engaño!
Siempre supe que la pornografía existía pero no fue hasta que me divorcié que, platicando con amigas, me di cuenta que es muy común entre las parejas. Cada vez que escuchaba esas pláticas de verdad se me volteaban los ojos de la impresión e incredulidad porque en mi matrimonio jamás ha entrado en ese tipo de aberraciones.
Todo eso me llevó a reflexionar sobre este común denominador de muchas parejas divorciadas: el uso habitual y recurrente de la pornografía. Es incluso recomendación de terapeutas a los que habían acudido para solucionar sus conflictos matrimoniales. Se la recomendaban para “avivar la llama de su amor” y mantenerlos unidos. Pues yo digo que fue tal la llama que avivaron que acabaron quemándose…
No seamos tontos. La pornografía lejos de unir nuestro matrimonio lo destruye desde lo más profundo. Impide vivir una sexualidad plena y nos separa sencillamente porque se ha situado entre los dos.
Te comparto alguna de las razones por las que no conviene invitar a la pornografía a tu matrimonio.
  • Destruye la autoestima. Una de las sensaciones más espantosas que una persona puede experimentar es ver cómo alguien atraiga a tu cónyuge para poder tener intimidad conyugal con él. Uno llega a pensar que no es suficiente para el otro.
  • Denigra a la mujer. Hay un estudio que arrojó resultados sobre la relación de el hombre que ve porno con su mujer. Al parecer es más probable que quiera que su mujer sea esclava, agachona y subyugada a él y a sus deseos. La mujer se percibe como objeto de placer.
  • Si hay problemas en el matrimonio, la pornografía solo los empeora. Es tal la ceguera espiritual que entra a través del porno que difícilmente encuentran la raíz del problema matrimonial. Es más, no tienen ni la capacidad de buscarla porque la adrenalina sexual es lo único que, de momento, les mantiene unidos. Es casi imposible ver más allá. Total, en la cama se lo pasan requetebién, y lo demás… pues ya es lo de menos. Con una actitud así los conflictos se incrementarán y la relación terminará muy mal.
Frente a todo esto es importante afirmar que es posible vivir una sexualidad más que satisfactoria como fruto del amor entre los esposes. No es necesario para eso denigrar nuestra persona y de olvidarnos de que nuestros cuerpos poseen una dignidad que hay que embellecer y proteger. Para poder vivir nuestra intimidad conyugal de forma sana y completa será pues necesario descubrir la raíz de nuestra relación. Es decir, trabajar entre otras cosas en sanar todo aquello que nos está impidiendo vivirla de esa forma.  No abras puertas que después serán dificilísimas de cerrar. La pornografía es hija de la infidelidad conyugal y es un atentado directo contra tu dignidad y la de tu matrimonio. Si están viviendo algo parecido, por favor busquen y encuentren apoyo urgente.

 Luz Ivonne Ream, aleteia

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