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domingo, 24 de septiembre de 2017

8 verdades que me hubiera gustado escuchar antes de tener hijos


Hemos preguntado a un grupo de madres qué es lo que les hubiera gustado saber antes de tener a sus hijos. Esto es lo que nos han contestado.


Nuestra visión de la maternidad es a menudo bastante parcial antes de tener nuestros propios hijos: todo nos parece maravilloso y nos hace desear vivirla. O, por el contrario, ese pequeño mundo lleno de pañales, purés de verduras y biberones nos parece extraño y no necesariamente atractivo. Una vez que el niño aparece, el instinto maternal llega más o menos rápido, pero también rápidamente nos damos cuenta de algunos aspectos que no nos habíamos siquiera planteado.
Por tanto, hemos preguntado a una serie de madres qué es lo que les hubiera gustado saber antes de tener a sus hijos. Esto es lo que nos han respondido:
Suzanne Clements | Stocksy United

1. “¡No se tienen bebés, sino hijos!”

Aunque la declaración puede parecer absurda, cualquier madre con hijos mayores de 18 meses la entenderá. Después de los primeros meses, el papel de la madre cambia y esto no es algo que necesariamente anticipemos cuando se trata de nuestro primer hijo. Guillemette explica que le “pareció confuso pasar del papel de madre proveedora que abraza al papel de madre educadora que ayuda a crecer (¡y que abraza mientras puede!). ¡Es un verdadero desafío!”.
Efectivamente, nuestra misión como madres evoluciona al mismo tiempo que cambian nuestras responsabilidades y crece nuestro hijo. Mientras que los primeros dos años requieren mucha energía física y presencia para los padres, los años siguientes requerirán gradualmente más energía y presencia moral. Las cuestiones educativas surgen ya durante las primeras crisis de los dos primeros años (conocidos como los dos terribles) y desde entonces son perennes.
Altor Granda - cc

2. “¡Una vez seas madre, te harás muy fuerte!”

“Las noches de insomnio, la fatiga física, a veces la fatiga moral…  y aún así nuestro día sale bien ¡y el siguiente también!”, relata Sigline, una joven madre de seis hijos.  Jeanne no podía imaginar hasta qué punto “hace falta amor, paciencia y humor para sobrevivir a los primeros años”. Ni ella misma pensó que podría ser capaz de desplegar una fuerza de amor tan grande. Tampoco Ophelia: “Desearía haber sabido que me encontraría unas habilidades que nunca antes había conocido”. Edina concluye: “¡Me parece que es una revolución para la pareja y para una misma: aprendemos a superarnos, a dedicarnos completamente a la familia”.
Sophie, otra joven madre, resume así la situación de madre de familia: “Requiere montañas de abnegación… pero hay una paz inmensa en esta ofrenda a ellos”.
Shutterstock/Phase4Studios
Multi cultural family together at the park

3. “Es un maremoto en la vida de pareja”

Para Caroline, es esencial anticipar la agitación que provocará la llegada de un niño en el seno de la pareja. Hay que anticiparlo para no perder la calma “una vez que los hijos estén allí y así poder preservar ese pilar fundamental del equilibrio familiar: la pareja”.
Por su parte, Guillemette habla de “un trastorno total de la familia”. Saber eso ya ayuda a prepararse. Después de la llegada de un niño, todos deben encontrar su lugar en la familia. Lleva más o menos tiempo, pero no debe descuidarse; como dice Caroline, la pareja, el pilar de toda la familia, debe ser mimada y cuidada después de las tormentas. “¡Puede hacer falta mucho más tiempo del que imaginamos para encontrar un equilibrio entre tres!”, asegura Marie.
© Shutterstock

4. “¡Nos inquietamos rápido por todo y por nada!”

“Yo me estreso por nada. A veces me desmorono delante de una película o de un artículo sobre lo peor para un niño (enfermedades, accidentes…) diciéndome que si nos pasara a nosotros, no podría superarlo…”. Al igual que Edina, muchas mujeres tienen una sensibilidad exacerbada durante el embarazo y también después, especialmente en lo que respecta a sus hijos. La menor inquietud por ellos puede convertirse rápidamente en algo considerable, como atestigua Alix: “No pensé que me preocuparía tanto por alguien… ¡yo, que no soy de las que se estresan!”.
Aunque se habla mucho de los miedos de los niños, rara vez se mencionan los miedos maternos: “miedo a que le suceda algo, miedo a perderlo cuando hay mucha gente, miedo a separarse de él, miedo a que enferme, miedo a que no coma, miedo a que no duerma, miedo a que haga ruido y avergüence a todo el mundo…”. Maylis puede confeccionar una larga lista de los miedos que tiene. Marie-Sixtine también tiene tiempo para hacer listas durante la noche: “Me hubiera gustado saber que me quedaría despierta por las noches cuando mi bebé duerme por fin… ¡porque entonces me pregunto por qué duerme tanto!”.
Sophie transmite tranquilidad sobre las inquietudes que podamos tener en relación a nuestros hijos: “Hay que saber que todo pasa: todos los problemas, las preocupaciones, los líos”. Es verdad que nuestras preocupaciones no son las mismas según qué edad y qué época… ¡son inherentes a nuestra esencia de madres!”.
© simenon

5. “Tener hijos da confianza en una misma”

Alix, madre de dos niños pequeños, explica que convertirse en madre le ha hecho madurar y ha aumentado su autoestima. Es cierto que el nacimiento de un niño marca concreta y definitivamente el paso de la actitud despreocupada de la juventud a las responsabilidades que incumben a todo padre y madre: “el auténtico paso a la edad adulta”, según expresa Alix.
En efecto, convertirnos en padres puede ayudarnos a centrarnos más en nuestra propia vida y quizás también nos permita preocuparnos más por el fondo que por la forma de las cosas y tener un sentido más agudo de las prioridades (familia, salud, trabajo…).
© Kamira

6. “No siempre sucede como nos gustaría”

Clemence es la madre de una niña gravemente enferma: “Cuando te conviertes en madre, tu corazón cambia de golpe y para siempre. Nuestras debilidades desaparecen en un torbellino de fuerzas desconocidas e inesperadas. Antes no conocía de verdad la definición de amor. Con el amor viene la abrumadora carga de responsabilidad de tener a otra persona que depende completamente de nosotros”.
Tener un hijo es comparable a saltar al vacío. Nos lanzamos, pero no sabemos necesariamente qué nos espera. Es un don de uno mismo que debe permanecer así. Tenemos hijos no para poseerlos ni modelarlos a nuestro antojo; es posible que no se parezcan a como pensábamos que serían.
Camille aconseja “mostrar humildad y raciocinio en cuanto al esquema familiar que estemos considerando”. Sophie profundiza en este sentido: “Hay que ser humilde y no decir nunca ‘esto no pasará nunca en mi casa’, porque es precisamente eso lo que pasa siempre en estos casos (por ejemplo, sobre el número de hijos o lo fácil que es tenerlos o no)”.
© Nomad_Soul / Shutterstock

7. No buscar un “manual de instrucciones”

Astrid recomienda no escuchar demasiado los miles de consejos que recibimos del exterior a partir del momento en que anunciamos que estamos esperando un hijo: “Este es nuestro hijo, lo manejamos lo mejor que podemos y nos va estupendamente así. ¡No hay por qué escuchar todos los consejos!”.
No todo puede estar escrito en los libros, ni siquiera en el mejor libro educativo que exista. ¡Confiemos en nuestros instintos maternales! Una buena mamá es una mamá que quiere lo mejor para sus hijos. Está claro que no hay una guía para usuarios, María quiere precisar: “No se les pueden quitar las pilas… Aunque tienes migraña, empeorarán todavía más cuando anheles el silencio”.
© Shutterstock

8. Es pura felicidad

“¡Creo que me hubiera gustado saber hasta qué punto es pura felicidad! ¡No podemos imaginarlo hasta que llegan para colmar nuestras vidas!”, exclama Aude.
¡Qué mejor conclusión para este artículo!
Los niños son los primeros en maravillarse con la novedad: sepamos conservar nuestras almas de niños y regocijémonos en todas las pequeñas alegrías nuevas de cada día con ellos.
Claire de Campeau, aleteia


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