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sábado, 30 de septiembre de 2017

La señal de la Cruz – Santiguarse: ¿Cuándo nació esta costumbre?

¿Los primeros cristianos tenían la costumbre de hacer la señal de la cruz? 
Pues parece que sí

Cada vez que nos santiguamos llevamos a la práctica una gran lección de teología en la vida diaria: ponemos la cruz de Cristo desde nuestra cabeza a nuestro corazón y del hombro izquierdo al derecho, para que Jesús bendiga nuestros pensamientos, nuestros amores y el trabajo de nuestras manos, a la vez que invocamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, tres personas distintas en la unidad de un solo Dios verdadero.
La historia de la señal de la cruz tiene su origen en un pasado tan lejano como Tertuliano, el padre de la iglesia primitiva que vivió entre los años 160 a 220 d.C. Tertuliano escribió, “En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz.”
Originalmente, se trazaba una pequeña cruz en la frente con el pulgar o un dedo. Mientras que resulta difícil señalar exactamente cuándo se cambió el trazo de la pequeña cruz en la frente a la moderna práctica de trazar una larga cruz desde la frente hasta el pecho y de hombro a hombro, lo que si sabemos es que este cambio ocurrió por el siglo XI d.C., cuando el Libro de Oración del Rey Enrique menciona una instrucción de “marcar con la santa cruz los cuatro lados del cuerpo.”

La señal de la Cruz en la vida del cristiano

Hacer la señal de la cruz, santiguarse, es una costumbre cristiana que tiene sus raíces en los primeros tiempos de la Iglesia, como vemos en los textos que aparecen a continuación… 
1. Haced la señal de la cruz al comer, al beber, cuando os sentáis y cuando os acostáis, y para decirlo en una palabra, en todos tiempos y en todas ocasiones. (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 4, 3)
2. En todas las cosas de nuestra religión nos valemos de la señal de la cruz. Por esto la cruz se llama signo, porque usamos de ella con el fin de que no se acerque mal alguno que nos infecte.  (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Sobre la adoración de la preciosa Cruz, 257)
3. Que nadie se avergüence de los símbolos sagrados de nuestra salvación […];llevemos mas bien por todas partes, como una corona, la Cruz de Cristo. Todo, en efecto, entra en nosotros por la Cruz. Cuando hemos de regenerarnos, allí esta presente la Cruz; cuando nos alimentamos de la mística comida; cuando se nos consagra ministros del altar; cuando se cumple cualquier otro misterio, allí esta siempre este símbolo de victoria. De ahí el fervor con que lo inscribimos y dibujamos, en nuestras casas, sobre las paredes, sobre las ventanas, sobre nuestra frente y en el corazón. Porque este es el signo de nuestra salvación, el signo de la libertad del genero humano, el signo de la bondad de Dios para con nosotros (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 54)
4. Todos los suplicios parecen crueles, pero sólo el de la cruz atrae maldición:Maledictus a Deo est qui pendet in ligno (Deut. 21, 23). Pero he aquí que lo que era maldición se ha convertido en objeto de amor y de deseo. No hay mejor joya en la corona imperial que la cruz que la remata […]. En las casas, en las calles, en el desierto, en los caminos, en los montes, en las cascadas, en las colinas, en el mar, en el bosque, en las islas, en los lechos y en los vestidos, en las armas y en los talamos, en los convites y en los vasos religiosos, en las joyas y en las paredes decoradas, en los cuerpos de los animales enfermos, en los cuerpos de los hombres posesos, en la guerra, en la paz, en el día y en la noche…, todos buscan su inefable gracia. Nadie se avergüenza de este signo de la cruz. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 54)
5. La cruz nos trae admirable utilidad: ella nos sirve de arma saludable y es un escudo impenetrable contra los ataques del demonio. Armémonos con la cruz en la guerra que nos hace, no llevándola solamente como estandarte, sinosufriendo los trabajos que son el verdadero aparato de la cruz. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre la Epístola a los Filipenses, 13, 355)
6. Los fieles tienen la costumbre de armarse con la señal de la santa cruz, y nosotros nos hemos servido siempre de ella para destruir los enredos y celadas del demonio y resistir a sus ataques, porque consideramos la cruz como un muro impenetrable; en ella ponemos toda nuestra gloria, y creemos que nos procura la salud: por esto el grande Doctor, San Pablo, escribe que sentiría gloriarse en otra cosa que no fuese la cruz de Jesucristo. (SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Sobre Isaías, 4,  6)
7. (Jesús…) Caminaba hacia el lugar donde iba a ser sacrificado llevando su Cruz. Gran espectáculo; pero si lo mira la impiedad, gran burla; si lo mira la piedad, gran misterio; si lo mira la impiedad, prueba de ignominia enorme; si lo mira la piedad, gran fundamento de nuestra fe; si lo mira la impiedad, se reirá viendo al Rey llevar un leño en lugar de un cetro; si lo mira la piedad, verá que el Rey lleva el madero donde ha de ser clavado, el mismo madero que después será colocado en la frente de los reyes. Despreciado ante los ojos de los impíos en lo mismo que se glorían después los corazones de los santos. Pablo habrá de decir:Lejos de mí gloriarme como no sea en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo (Gal 6, 14). Cargaba sobre sus hombros la misma Cruz y llevaba en alto el candelero de esa antorcha que ha de arder sin que se coloque debajo del celemín. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 117)
8. El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 119)
Fuente: “Orar con los primeros cristianos” Gabriel Larrauri Aguirre 
Artículo originalmente publicado por Primeros Cristianos
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Preguntas 121-123 ¿Su Fe es la Fe de la Iglesia? ¡Compruébelo!

Esta es nuestra Fe, la Fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro.

 Todos somos Iglesia católica

121. ¿Qué significa «Iglesia»?
Iglesia viene del griego ekklesía = los convocados. Todos nosotros, quienes hemos sido bautizados y creemos en Dios, somos convocados por el Señor. Y juntos somos la Iglesia. Como dice san Pablo, Cristo es la Cabeza de la Iglesia. Nosotros somos su Cuerpo. [748­-757]


Cuando recibimos los SACRAMENTOS y escuchamos la Palabra de Dios, Cristo está en nosotros y nosotros estamos en él: esto es la IGLESIA. La estrecha comunión de vida de todos los bautizados con Cristo es descrita en la Sagrada Escritura con una gran riqueza de imágenes. A veces se habla del Pueblo de Dios, otras de la esposa de Cristo; unas veces se llama madre a la Iglesia, otras, la familia de Dios o se la compara con los invitados a una boda. Nunca es la Iglesia una mera institución, nunca sólo la «Iglesia oficial», que uno podría rechazar. Nos irritarán las faltas y los defectos que se dan en la Iglesia, pero no nos podemos distanciar nunca de ella, porque Dios ha optado por ella de forma irrevocable y no se aleja de ella a pesar de todos sus pecados. La Iglesia es la presencia de Dios entre nosotros los hombres. Por eso debemos amarla.

 Dios dentro nosotros

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122.¿Para qué quiere Dios la Iglesia?
Dios quiere la Iglesia porque no nos quiere salvar individualmente, sino juntos. Quiere convertir a toda la humanidad en su pueblo. [758-781,   802-804]


Nadie alcanza el cielo de forma asocial. Quien sólo se preocupa de sí mismo y de la salvación de su alma, vive de forma asocial. Esto es imposible, tanto en el cielo como en la tierra. El mismo Dios no es asocial; no es un ser solitario, que se baste a sí mismo. El Dios trinitario es en sí «social», una comunión, un eterno intercambio de amor. Según el modelo de Dios, el hombre está hecho para la relación, el intercambio, el compartir y el amor. Somos responsables unos de otros.


Iglesia católica cielo en la tierra

123.¿Cuál es la misión de la Iglesia?
La misión de la Iglesia es hacer brotar y crecer en todos los pueblos el reino de Dios, que ha comenzado ya con Jesús. [763-769, 774-776, 780]


Allí donde estuvo Jesús, el cielo tocó la tierra:  Comenzaba el reino de Dios, un reino de paz y justicia. La Iglesia sirve a este reino de Dios. No es un fin en sí misma. Tiene que continuar lo que ha comenzado con Cristo. Debe actuar como lo haría Jesús. Continúa realizando los signos sagrados de Jesús (SACRAMENTOS). Transmite las palabras de Jesús. Por eso la Iglesia, con todas sus debilidades, es realmente un fragmento de cielo en la tierra.


Iglesia católica convocación

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* El texto (pregunta y respuesta) proviene del Youcat = Catecismo para Jóvenes. Los números que aparecen después de la respuesta hacen referencia al pasaje correspondiente del Catecismo de la Iglesia Católica que desarrolla el tema aún más. Basta un clic en el número y será transferido. 

jueves, 28 de septiembre de 2017

Pregunta 252: ¿Su Fe es la Fe de la Iglesia? ¡Compruébelo!

Esta es nuestra Fe, la Fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro.
 ordenación episcopal

252. ¿Qué sucede en la ordenación episcopal?
En la ordenación episcopal se confiere a un PRESBÍTERO la plenitud del Sacramento del Orden. Es ordenado como sucesor de los APÓSTOLES y entra en el Colegio episcopal. Juntamente con los demás OBISPOS y con el PAPA es desde entonces responsable de toda la Iglesia. La Iglesia le encomienda especialmente las funciones de enseñar, santificar y gobernar. [1555­1559]
El ministerio episcopal es el verdadero ministerio pastoral en la Iglesia, puesto que se remonta a los testigos primitivos de Jesús, los APÓSTOLES, y continúa el ministerio pastoral de los apóstoles instituido por Cristo. También el PAPA es un OBISPO, pero el primero entre ellos y la cabeza del Colegio episcopal.


Resultado de imagen de sacramento del orden sagrado
El sacerdocio del Antiguo Testamento
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* El texto (pregunta y respuesta) proviene del Youcat = Catecismo para Jóvenes. Los números que aparecen después de la respuesta hacen referencia al pasaje correspondiente del Catecismo de la Iglesia Católica que desarrolla el tema aún más. Basta un clic en el número y será transferido. 

Taliana Vargas, Miss Colombia, volvió a la fe gracias a un rosario muy especial de tres minutos


Taliana Vargas, Miss Colombia, volvió a la fe gracias a un rosario muy especial de tres minutos
Taliana Vargas, popular actriz y modelo colombiana que fue
 Miss Colombia con 19 años en 2008
 (varios vídeos en YouTube
y fotos recogen su reinado), fue la persona escogida por el cardenal
Rubén Salazar Gómez para presentar al Papa Francisco en el
encuentro con los jóvenes
 en la Plaza de Bolívar de Bogotá,
el pasado 7 de septiembre, en su visita a este país, explica la web Cari Filii.

Taliana dice a todos los que quieren escucharla que Dios quiere
acompañarnos y llenar nuestros corazones, y más aún el de los jóvenes.
 Ella habla por experiencia porque en su juventud de éxito como
modelo se alejó de Dios y fue la Virgen la que la “atrapó
” de vuelta.



Una infancia de fe, con flores a la Virgen
La mayor de seis hermanos, en una familia unida, recibió la fe sobre todo de su madre y su abuela. “Yo brincaba y bailaba en los grupos de oración de niña, con mis hermanitos, y le llevaba flores a la Virgen. Mi infancia fue muy cercana a la Virgen María y a la Iglesia”, explica.

A los 15 años pasó a vivir en Estados Unidos, donde estudió Comunicación e idiomas en Virginia. “Fui Miss Colombia a los 19 añitos: hoy veo que yo era una bebé como de llevar en brazos“. Empezó una época de éxito y reconocimiento pero sentía que algo le faltaba. “La euforia de un gran evento, ser el centro, pensar que lo que yo tenía era porque yo luchaba, que yo lo merecía… pero en el hotel siempre sentía ese vacío en el corazón“.

Buscando en la New Age y lo oriental
“Probé taichí, yoga, buda… buscaba esa paz que todos los seres humanos buscamos, y no la encontraba”.

No se metía en fotos demasiado atrevidas, no tenía una vida muy desordenada… pero no se confesaba, no comulgaba, no hablaba con Dios.

El proceso de retorno a la fe fue muy lento. “Yo iba a veces a un grupo de oración y sentía una paz muy linda… pero se esfumaba enseguida”.
 

Taliana, feliz con niños de su fundación Casa en el Árbol

Una presentadora le habló de la Virgen
La primera profesional de la comunicación que le habló de su fe fue la presentadora Rochy Stevenson, en 2009, cuando ambas trabajaron en El Desafío, de Caracol TV. Rochy Stevenson era devota de la Virgen porque había tenido una experiencia espiritual con Ella. Animó a Taliana a acercarse a la Madre del Señor.

Dos años más tarde, en 2011, protagonizaba la teleserie “Chepe Fortuna”. Allí conoció a la actriz Margalida Castro, que hacía el papel de su abuela. Margalida es otra devota de la Virgen, e incluso ha escrito sobre esa fe. Taliana leyó algunos de sus textos y aumentó su interés. Incluso rezaron juntas en algunas ocasiones.

El punto clave en la conversión de Taliana Vargas fue en 2012. El actor Freddy Flórez, compañero de set y amigo personal, la animó a ir una iglesia que estaban construyendo justo al lado del set de grabación en Valledupar. Le hizo caso un domingo. Allí encontró un buen sacerdote media hora antes de misa que le dio una estampita de la Virgen. Ella pensaba que era la Milagrosa, pero era la Virgen de la Paz.

Las cinco piedritas
Y el cura le dijo: “Y aquí van las cinco piedritas para combatir sus males”. Ella sabía que necesitaba un cambio, una disciplina, una apuesta fuerte.

Las cinco piedritas (son las cinco que se enseñan en los grupos de oración de Medjugorje y en la devoción a la Virgen de la Paz) eran:

1- Orar con el corazón el Santo Rosario
2- La Eucaristía diaria
3- La confesión
4- Ayuno
5- Leer la Biblia.

“Yo, Taliana Vargas, ¿en que momento iba a poder rezar el Rosario? Si a las 6 de la mañana estaba en el gimnasio, y luego grabando 14 horas…” Le dijo al sacerdote que no podía dedicar tiempo al Rosario, que era muy largo.

Y el cura dijo: “Está bien, te doy este Rosario de la Virgen de la Paz que es cortito: un Padrenuestro, un Dios Te Salve y un Gloria, siete veces. En tres minutos lo tienes chequeado”. Y ella dijo: “Bueno, tres minutos puedo dedicar”.

Ese primer día no alcanzó paz, pero se animó a insistir con 3 minutos de oración diaria. “Hoy me da vergüenza, pero ese fue mi inicio, las cosas del Espíritu van poco a poco”. Y así fue creciendo en la fe y en la vida sacramental.

La Virgen María la conquistó
“La que primero me conquistó, enamoró y me consentía en mis pataletas fue la Virgen María”, explica.
 

Un sacerdote y niños de la fundación rezan por Taliana y piden a Dios que la bendiga

Luego encontró un grupo de oración “que no eran viejitas, jóvenes como yo, administradoras, políticas, de todo…”. Antes pensaba que solo las abuelitas eran religiosas: hoy sabe que hay una multitud de jóvenes entusiastas del Señor, con ganas de ser santos, que hay muchas obras de fe fecunda.

Después, cambiadas sus prioridades, se volcó en su fundación por niños necesitados, Casa En El Árbol (www.casaenelarbol.org), creada en 2013. “El éxito no me llenaba: entregar aquí el tiempo, un servicio, una sonrisa… eso sí me llena, duermo en el mismísimo cielo”.




  


miércoles, 27 de septiembre de 2017

No creía en Dios pero un día vio a Juan Pablo II en la tele y fue un «flechazo»: ahora es arzobispo


Entrevista con Javier del Río, arzobispo de Arequipa,
formado en un seminario neocatecumenal

No creía en Dios pero un día vio a Juan Pablo II en la tele y fue un «flechazo»: ahora es arzobispo
Javier del Río se formó en un seminario misionero Redemptoris Mater, 
vinculado al Camino Neocatecumenal

Monseñor Javier del Río es uno de los pesos pesados del
episcopado peruano. 
El arzobispo de Arequipa, diócesis con más 
de un millón de católicos, se ordenó sacerdote en un seminario misionero
 vinculado al Camino Neocatecumenal aunque no siempre estuvo en la 
Iglesia. Durante más de una década vivió alejado de Dios, lo que le llevó a experimentar una grave crisis existencial.

Pero justo en ese momento llegó a su vida Juan Pablo II, que estaba de
 visita en Perú, siendo el ahora santo el instrumento para su fulgurante 
conversión y posterior vocación al sacerdocio. Primero como obispo 
auxiliar de Callao y posteriormente ya como arzobispo de Arequipa, 
Javier del Río siempre ha estado en el ojo del huracán por hablar de manera
 clara y contundente. "No podría vivir tranquilo si me quedara callado", asegura.

 Es uno de los grandes oponentes a la ideología de género y su nombre ha 
llenado los medios de comunicación peruanos e internacionales por recordar
 que un católico no puede votar a candidatos que apoyen el aborto o el
matrimonio homosexual pues "no sería un pastor si no alertase a 
las ovejas ante la presencia del lobo".

En una entrevista con Religión en Libertad, el arzobispo habla desde su
 vocación, y de cómo llegar a los alejados, él que lo fue, así como de las 
nuevas ideologías que acechan a la Iglesia y a los católicos:

-  ¿Quién es Javier del Río? ¿Cómo conoció a Dios? 
- Soy un pobre pecador alcanzado por la misericordia de Dios que es infinita. Provengo de una familia católica, por lo que fui educado en la religión católica desde pequeño, tanto en casa como en el colegio La Salle en el que pasé toda la etapa escolar. No obstante ello, al ingresar a la universidad para estudiar Derecho fui perdiendo la fe, atraído inicialmente por la lectura de los filósofos existencialistas ateos y, después, por el materialismo consumista. En poco tiempo pasé a ser, en la práctica, un agnóstico. 

- Y, ¿cuándo llegó su conversión?
Durante doce años estuve fuera de la Iglesia, hasta que el Papa san Juan Pablo II visitó el Perú. Por esa época pasaba una fortísima crisis existencial y ver, por pura casualidad, al Papa en la televisión, me hizo caer en la cuenta que la verdadera felicidad existe en este mundo. Vi en el Papa a un hombre plenamente feliz y me di cuenta que la felicidad que tanto había buscado la podía encontrar en la Iglesia.


Javier del Río, cuando todavía era sacerdote recibiendo la bendición de Juan Pablo II

-  ¿Cómo fue su llamada al sacerdocio?
- Inmediatamente después de ese encuentro “televisivo” con el Papa, volví a la Iglesia. A los pocos días participé en un encuentro del Camino Neocatecumenal, al que asistieron varios obispos y miles de personas. Kiko Argüello habló sobre el presbiterado e hizo una “llamada vocacional”. En ese instante me di cuenta que Dios me llamaba a ser presbítero. Rebrotó así la vocación que había sentido fuertemente en mi niñez pero que se había como diluido al comenzar la adolescencia. No lo pensé mucho, porque lo tuve muy claro, y comencé a frecuentar el centro vocacional. De ahí vino el Seminario. Me puse en manos de la Iglesia y ella hizo todo lo demás.

-  En muchas ocasiones, los católicos consideramos a los sacerdotes y obispos como una especie de “superhombres” que no sufren y que deben estar siempre a nuestro servicio. Pero muchos confiesan que sienten soledad y que lo pasan mal. ¿Usted ha pasado por esto? ¿Cómo se puede ayudar a sus sacerdotes?
- El sufrimiento es parte de la vida humana y lo experimentamos todos. Pero una cosa es el sufrimiento que se deriva del pecado, que lleva a la muerte, y muy distinto es el sufrimiento por hacer la voluntad de Dios, que es siempre fuente de vida.

En mi caso, he experimentado ambos sufrimientos y, desde luego, me quedo con el segundo que, aunque pocos lo entiendan, realmente es estupendo porque nos permite participar en el misterio pascual del Señor, ese paso de la muerte a la vida.

En este contexto, debo decir que en mis 25 años de sacerdote, 12 de ellos como obispo, jamás he sentido soledad ni me he arrepentido, siquiera por un segundo, de haber acogido la llamada de Dios a ser cristiano, presbítero y ahora obispo. Desde esa experiencia, puedo decir que lo mejor que todos podemos hacer por los sacerdotes es ayudarlos a tener siempre a Jesucristo como el centro de su vida: en la Eucaristía, la oración y el servicio desinteresado al prójimo. Cuando Dios está con uno, no se siente soledad ni hay lugar para la tristeza.

-  A grandes rasgos, ¿cómo ve la salud de la Iglesia en Latinoamérica? Los grupos protestantes avanzan, la secularización se nota, el populismo… ¿Cuáles deben ser las prioridades?
- Estoy convencido de que en Latinoamérica se dio una verdadera evangelización, aun cuando en ciertos sectores o lugares no se llegó a extirpar del todo cierta mentalidad pre-cristiana que se necesita todavía purificar. Creo que la religiosidad popular, que es otra cosa, es una de nuestras principales fortalezas y conforma el humus desde el cual debemos terminar de introducir, de una vez por todas, la nueva evangelización a la que nos convocó Juan Pablo II y nos han seguido llamando sus sucesores.

El pueblo latinoamericano es mayoritariamente católico y, si bien no es inmune al secularismo y a otras corrientes que golpean fuertemente nuestra fe, la gente sencilla las resiste bastante bien todavía. 

No debemos, sin embargo, quedarnos ahí. Es urgente entrar en ese proceso de conversión pastoral al que nos llamaron los obispos en Aparecida y que a mi entender va en perfecta consonancia con las pautas que san Juan Pablo II nos dejó en la Novo millennio ineunte, Benedicto XVI nos dio de modo especial durante el Año de la Fe y Francisco ha expuesto en la Evangelii gaudium: recomenzar desde Cristo, recuperar la primacía de la gracia, redescubrir la potencia de la Palabra de Dios y de los sacramentos, formar comunidades cristianas a partir de una seria iniciación en la fe, en las cuales el seguimiento de Cristo sea un discipulado misionero. Llevar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, tantas veces consumidos por la tristeza producto de las idolatrías de este mundo, al encuentro de Cristo. Esa es nuestra gran tarea: comunicar el gozo del Evangelio.


El arzobispo, junto a sus padres, que le transmitieron la fe de niño

- Desde la perspectiva que le da estar en el Perú, ¿cómo ve usted Europa en estos momentos? Tanto desde una perspectiva social como religiosa.
- Siento mucha pena y dolor por Europa en general. Su envejecimiento, que es consecuencia de vivir de espaldas a Dios y renegar de sus raíces cristianas, tiene lamentables consecuencias en la vida social: familias destruidas, ancianos abandonados, altos índices de suicidios juveniles, millones de abortos y miles de eutanasias y suicidios asistidos, son signos externos de la corrupción del ser profundo de multitudes de personas que han perdido el sentido de la vida.

En esa misma Europa, sin embargo, siguen surgiendo, aunque no todas sean muy visibles todavía, comunidades cristianas vivas, en las que se transmite la fe a los hijos, brotan vocaciones al matrimonio, la vida consagrada o el sacerdocio, y se tiene un fuerte impulso misionero. Hay que destacar también el movimiento pro-vida y pro-familia y que se va recuperando, poco a poco, la visibilidad de los católicos en la vida pública.

- Usted ha alzado la voz en numerosas ocasiones acerca de la ideología de género, el aborto y otras cuestiones polémicas por las que ha sido insultado y duramente criticado. ¿No sería más fácil para usted no levantar mucho la voz y no molestar al mundo?
- Al contrario. No podría vivir tranquilo si me quedara callado, porque estaría traicionando el ministerio que me ha sido confiado y a Aquel que me lo confió. No sería un pastor si no alertase a las ovejas ante la presencia del lobo y sólo sería un asalariado si las abandonara y huyera para no tener problemas (cfr. Jn 10,11-13).

La llamada que me hizo Jesucristo no fue a una vida fácil y cómoda. Al contrario, desde el Evangelio ha sido siempre muy claro: “el mundo os odiará” (cfr. Mt 10,22ss). Ser insultado, calumniado y criticado a causa del Evangelio es un honor que no merezco y por el cual le doy gracias a Dios de todo corazón.

-  La ideología de género se ha convertido en una de las grandes dictaduras de este siglo…
- Como hace un tiempo contó el Papa Francisco que se lo dijo el Papa Benedicto, la ideología de género es el gran pecado del hombre contra su Creador. El hombre que no acepta ser criatura hecha por otro sino que quiere crearse a sí mismo. No sólo quiere decidir lo que está bien o está mal, sino que pretende negar por completo su propia naturaleza.

Como toda ideología, sin embargo, carece de fundamento científico y sólo puede imponerse por la fuerza de los que detentan el poder temporal, sea en la política, la economía, la academia, ciertos organismos internacionales, etc. Como ha dicho el Papa Francisco, es una “colonización ideológica” que hace mucho daño a la sociedad y es una maldad querer inculcarla a los niños en las escuelas. No me queda duda de que detrás de todo eso está el demonio, aunque estoy seguro de que la mayoría de sus seguidores no lo saben ni se dan cuenta.


El arzobispo de Arequipa, hablando durante una marcha contra la ideología de género en Perú

- Otra dictadura actual y que tiene relación con la anterior pregunta es la “corrección política”, ¿se está extendiendo este virus también en la Iglesia?
- La Iglesia es santa y, justamente por eso, puede abrazar a todos en su seno: santos y pecadores. La denominada “corrección política” no tiene que ver con la santidad de la Iglesia, pero puede afectar a no pocos de sus hijos, inclusive en la jerarquía. Todos debemos estar atentos a no dejarnos engañar por quienes nos quieren hacer creer que ese es el modo en que la Iglesia puede cumplir mejor su misión en el mundo contemporáneo. Como dijo Jesús: “sea vuestro lenguaje sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del maligno” (Mt 5,37).

- La familia está siendo atacada como no lo ha sido jamás, ¿está la debilidad de la familia relacionada con la secularización y la pérdida de valores que se da hoy?
- Sin duda. Las estadísticas ponen de manifiesto que en la medida en que el hombre se aleja de Dios, se aleja también del prójimo y queda encerrado en la cárcel de su propio yo y sus antojos. Si sólo tengo una vida y no hay quien me la regenere constantemente, no la puedo dar por los demás: el esposo, la esposa, los hijos, la sociedad. La crisis de la familia es una consecuencia de la crisis de fe. Asimismo, si no hay un fundamento sólido y trascendente, los valores sucumben y se pueden negociar en función a los propios intereses del momento.

-  Al menos en Europa, sólo una minoría de los que se definen católicos aceptan y cumplen las enseñanzas de la Iglesia, ¿qué ha hecho mal la Iglesia? ¿Cómo cambiar esta situación?
- Dios nos ha dado el libre albedrío. Ni siquiera Él nos obliga a obedecerle. ¿Cómo la Iglesia va a obligar a que la obedezcan? La misión de la Iglesia es anunciar el Evangelio y las verdades que de él se derivan, hacerlos presentes a través de la liturgia y creíbles mediante el testimonio de vida. Hasta ahí llegamos nosotros. A partir de ahí están la obra del Espíritu Santo y la respuesta que el hombre le quiera dar. En la medida en que seamos fieles a nuestra misión de comunicar la alegría del Evangelio, facilitaremos esa respuesta del hombre, aunque tarde en llegar.

-  Usted se formó en un seminario misionero, ¿cómo se puede llegar de verdad a los alejados, especialmente a la mayoría de jóvenes que ya no cree?
- La experiencia me dice que los jóvenes son estupendos y que, al menos en la gran mayoría de ellos, hay una sed de verdad, de libertad y de amor, es decir una verdadera sed de Jesucristo y de vida eterna, aunque ellos mismos no sean conscientes o hasta lo puedan negar. El mejor modo de llegar a ellos es amándolos como el Señor nos ama: gratuitamente.



-  ¿No debería ser la nueva evangelización la gran prioridad de la Iglesia? ¿Qué propone usted y qué iniciativas está aplicando en Arequipa?
- En efecto, como antes he dicho, estoy convencido de que la nueva evangelización es la gran misión de la Iglesia en este tercer milenio de la era cristiana. La nueva evangelización incluye, especialmente, tres aspectos: 1) la renovación teológica, cuyo núcleo es la eclesiología de comunión; 2) la renovación litúrgica, cuyo centro debe ser el misterio pascual de Cristo; 3) el impulso misionero de las comunidades que de ellas brotan y que lanza a sus miembros a hacer presente el amor de Dios a todos los hombres, hasta el amor al enemigo.

En Arequipa, que es una Iglesia viva y dinámica, estamos seriamente dedicados a los dos primeros aspectos y vemos que en la medida en que se dan va surgiendo el tercero como un fruto.

-  Fue ordenado obispo por San Juan Pablo II, enviado a Arequipa por Benedicto XVI y ahora estamos en el Pontificado de Francisco, primer Papa americano. ¿Qué le han aportado estos tres Pontífices y qué cualidad destacaría de cada uno de ellos?
- Ciertamente cada uno me ha aportado algo. Gracias a san Juan Pablo II volví a la Iglesia, surgió en mí el deseo de ser santo y descubrí la gran novedad del Concilio Vaticano II a través de su vasto magisterio. De Benedicto XVI lo que más me ha impactado siempre es su sabiduría cristiana, su humildad, su ternura y la clarividencia con la que supo continuar el magisterio de su predecesor y guiarnos a la esencia del mismo a través de su magisterio sobre la fe, la esperanza y la caridad (las tres virtudes teologales que son la síntesis de la vida cristiana).

 El Papa Francisco, por su parte, me está ayudando mucho a concretizar todas esas enseñanzas y ejemplos en la vida cotidiana, especialmente en relación con los más pobres y los descartados. Creo que en la sucesión de estos tres pontífices hay un maravilloso diseño de Dios para la Iglesia.
Javier Lozano / ReL