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lunes, 21 de noviembre de 2016

30 segundos de besos, 30 minutos de conversación, 3 minutos de oración

Esta es la receta para un matrimonio exitoso 

30 segundos de besos, 30 minutos de conversación, 3 minutos de oración


NATALIA BIAŁOBRZESKA, aleteia
Aprovechad las ventajas de una trivial receta para la unidad del matrimonio: 30 segundos de besos + 30 minutos de conversación + 3 minutos de oración, TODOS LOS DÍAS. La aplicación en nuestras vidas de estas tres simples reglas garantiza la frescura y la longevidad del matrimonio. Siempre tendréis tiempo para practicarlas.

30 segundos de besos 
y
Perdonadme los románticos, pero tengo que decirlo en voz alta: la química en una relación no es una metáfora. La química es simplemente química. En nuestro torrente sanguíneo fluyen sustancias, que llamamos hormonas. Dos de ellas son hormonas específicas del amor. Os presento la oxitocina y la vasopresina. La concentración de oxitocina es mucho más alta en mujeres, por ejemplo: durante el parto, la lactancia materna, los abrazos, caricias y besos.

La vasopresina es la hormona masculina del amor, que inunda el cuerpo durante las relaciones sexuales.
Esta mezcla química es capaz de crear un fuerte vínculo en la pareja, sensación de cercanía y compromiso, y nos ofrece sensaciones más que agradables. Queremos más y más. Funciona mejor que el chocolate ¡y no engorda!

Así que, si deseamos amarnos hasta la tumba… tenemos que amarnos. Así de simple. No sólo cuando estamos a gusto el uno al lado del otro, sino especialmente cuando sentimos que algo comienza a fallar. Los investigadores californianos encontraron que un beso de 30 segundos activa la secreción de oxitocina. Porque gracias a las caricias el cóctel hormonal funciona en un nivel óptimo. Dejemos que la proximidad física no sea objeto de premio o castigo. Que sea una parte vital en nuestra relación. Entonces qué, ¿muac, muac?

30 minutos de conversación 
(¿Estoy hablando demasiado?)

Es agradable y divertido hablar de tonterías. Pongámonos de acuerdo en que a veces es incluso necesario, porque tomarse la vida demasiado en serio puede ser mortal. Pero con la conversación de la pareja pasa como con una buena dieta, que para lograr los resultados esperados, para poder aligerar el peso, para tener más fuerza vital, tiene que ser equilibrada. En una conversación equilibrada hay tiempo para los temas ligeros y otros que son cruciales para el funcionamiento saludable de una relación. Treinta minutos al día es el tiempo óptimo. Una charla constructiva no es un monólogo, ni un sermón. No es una reflexión, ni un testimonio. No es un bla, bla, bla…, ni una charla moralizante, sino el diálogo. Y éste tiene sus propios principios inviolables:
  1. Primero escuchamos, luego hablamos.
  2. Tratamos de entendernos y no juzgarnos. 
  3. Compartimos (empezamos la oración con el “yo”) nuestras experiencias y sentimientos (vale la pena disponer a mano de una “chuleta” con una lista de sentimientos) antes de empezar a discutir.
  4. Evitamos como el fuego la utilización de generalizaciones y exageraciones como, por ejemplo, tú siempre lo haces todo…
  5. No nos vamos a dormir sin el perdón y la reconciliación.
 3 minutos de oración 
¿Habéis probado alguna vez recorrer largas distancias sin calentar antes? Muy bien, ni lo intentéis. Lo mismo pasa con la oración común. Estos tres minutos de práctica de cada día durante al menos un mes, son tan buenos y necesarios como el calentamiento antes de un maratón espiritual. Pasarlo por alto provocaría el riesgo de salidas falsas, lesiones, y como resultado, la pérdida de motivación. Rezad juntos una decena del rosario o el pasaje del Evangelio del día, la oración espontánea o la letanía favorita. A vuestra elección.
 Igual de importante es la elección del lugar para vuestras oraciones. Así como tenéis una cama para dormir, un sofá para ver películas, una mesa para comer y un escritorio para trabajar, así también tenéis que organizar un rincón para la oración con una vela, un icono, la Santa Escritura, el rosario. Que esta sea vuestra tienda de campaña para vuestras reuniones espirituales. La perseverancia dará lugar al deseo de permanecer juntos ante el Señor. Y admitís que ¡da gusto estar en tan buena compañía. ¡Buena suerte!





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