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viernes, 12 de agosto de 2016

La Santa Misa contada en Historietas 6





La Santa Misa contada en Historietas
6. El Rapto frustrado

(La Misa - una Fiesta)


Un día llegó al colegio de primaria de una antigua y hermosa ciudad de Inglaterra un nuevo muchacho. Un rostro de rasgos fines pero ciertamente un extranjero. Hablaba perfectamente el inglés. Era muy simpático. Todos los niños lo querían enseguida. Jugaba con todos. Cuando alguien había olvidado su lonche le daba el suyo. Unos chicos que vivían bastante lejos observaban que el muchacho llegaba cada mañana con un auto fabuloso del que bajó a unas cuadras del colegio. Un día el administrador del colegio reveló el secreto: " El muchacho es un rey de un país muy lejano. No puede reinar hasta cumplir los diecisiete años. Un regente administra el gobierno mientras tanto. Muchachos, tengan bastante cuidado para que los enemigos no rapten a vuestro pequeño rey".



Lo que mencionó el administrador del colegio de pasada se haría realidad muy pronto. Un buen día los niños salían en masa del colegio. De por sí la calle delante el colegio estaba cerrada a todo tráfico. Pero esta vez se acercó raudamente un auto que paró ante la salida del colegio con las llantas chillando. Dos hombres saltaron del auto y corrían hacia el pequeño rey. Los niños comprendían enseguida. Se agruparon alrededor de su amiguito como un muro viviente. Uno de los muchachos grandes agarró al pequeño rey desde atrás y lo jaló hacia el suelo y se echó encima de él. Lo mismo hicieron otros niños. Lo protegían con su cuerpo. Uno corrió hacia la sala de profesores para pedir ayuda. De la comisaría cercana venían corriendo varios policías. Les gritaron a los secuestradores: "¡Arriba las manos!". Estos estaban tan confundidos por la acción de la muchedumbre de niños que no se atrevían de disparar de manera que se entregaron. El pequeño rey estaba a salvo. Lo habían liberado de una muerte segura. Les dijo a sus compañeros: "Esto lo recordaré siempre".

Pasó un tiempo. La relación con el pequeño rey seguía tan amistosa como al primer día. Un día el profesor dijo: "Niños, avisad a vuestros padres que el gobierno del pequeño reino os ha invitado porque habéis protegido al pequeño rey y le habéis salvado la vida". Había una gran alegría y jolgorio.

El último día de las vacaciones todos tenían que venir al colegio. Un ómnibus estaba esperando en el patio del colegio. Los llevó al palacio veraniego del pequeño rey. Tres días fueron huéspedes del pequeño reino. Allí comenzó para los niños una gran fiesta. Tenían habitaciones como príncipes y princesas. Se les servía la mejor comida. Había en la mañana una hora de clase. Pero no era clase en realidad porque llegaban conocer el pequeño reino. Hasta aprendían algo del idioma del pequeño rey. Podían nadar, montar caballo, jugar. Lo que más les gustó a los niños fue la tarde de canciones. La sala real estaba iluminada con velas encendidas. Se hacía músico y se brindaban canciones. Los niños cantaron sus canciones propias y aprendieron a cantar nuevas canciones extranjeras.

El día era una sola fiesta. Cuando los niños regresaron a casa no había suficiente tiempo para contar todo lo que habían experimentado. Toda la ciudad participaba en su alegría. 

Un rey verdadero ha venido a nosotros en la Navidad. Jesucristo, el Rey de la eterna gloria. Él vive con nosotros nuestra vida. Él camina con nosotros por nuestros caminos. Él nos hace hermanas y hermanos y nos trata como tales.

Vienen los enemigos. Los secuestradores. Ya lo han empujado una vez hacia la oscuridad de la muerte. Fue en Viernes Santo. Pero Jesús ha resucitado de la muerte y ha reunido alrededor de él a sus amigos. Sin embargo, lo secuestradores quieren arrancar a Jesús de en medio de nosotros. Sin consideración irrumpen en nuestras filas. Ahora depende de nosotros. Echémonos encima de Jesús, nuestro rey. Con cuerpo y vida lo retengamos con nosotros. No debe ser secuestrado de en medio de nosotros. El debe seguir con nosotros, estar con nosotros, vivir con nosotros. Como premio por nuestra fidelidad Jesús, nuestro Rey, nos prepara una fiesta. Esta fiesta es la Santa Misa, donde cantamos: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven, Señor Jesús!". Allí se no lee del reino de Jesús. Allí, en la oración, aprendemos a hablar en su idioma. Allí cantamos nuestras canciones más hermosas. Allí se nos prepara la maravillosa cena real de la Santa Comunión. Allí existe un mar de alegría, un juego sin fronteras, una única fiesta pascual. ¿Acaso nos quedaremos sentados en nuestra casa?



La Santa Misa contada en Historietas

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