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miércoles, 22 de junio de 2016

Por qué la tercera edad puede ser, sí, la mejor edad

"Les confieso con toda sinceridad: a los 83 años,
vivo la mejor fase de mi vida"

Por qué la tercera edad puede ser, sí, la mejor edad

El periodista brasileño Ethevaldo Siquiera publicó en su Facebook un post bellísimo sobre la tercera edad. Léelo aquí:
POR QUÉ LA TERCERA EDAD PUEDE SER, SÍ, LA MEJOR EDAD
Por Ethevaldo Siqueira
Con tres hijos, cinco nietos y una bisnieta soy un hombre feliz. (¿No es bonita?). Está claro que tengo problemas, como miles de otros ancianos y brasileños que se enfrentan al desafío de vivir en este País que amamos, pero que es tan complicado y aún tan poco desarrollado cultural y éticamente.

Les confieso con toda sinceridad: a los 83 años, vivo la mejor fase de mi vida. Me río de quienes dudan de mis palabra y les da miedo envejecer. Al hacer balance de las ventajas y desventajas de la tercera edad, percibo – en mi caso personal – que el saldo es largamente positivo. Y detallaré un poco las razones de esa conclusión.
Siento que soy hoy un ser humano mucho más feliz y más realizado que otros inmaduros, radicales e inexpertos que consideran una estupidez creer que la tercera edad pueda ser la mejor edad. No generalizo esa posibilidad, pero, en base a mi experiencia personal, doy mi opinión. Estas son mis razones:

• Hoy, entiendo mejor a la humanidad.
• Tolero más a las personas, pues tengo mucha mayor conciencia de mis limitaciones.
• Adoro mi trabajo profesional, como periodista, profesor, jurado y consultor independiente.
• Así, siento gran alegría de poder trabajar hasta 8 o 10 horas al día, desde 1950, por tanto desde hace 66 años.
• Por trabajar más, gano un poco más y puedo vivir con más dignidad, por no depender de la pensión miserable que recibo.
• Puedo disfrutar lo mejor de la vida.
• Viajo cuatro veces al año por el mundo para trabajar y consigo parar un poco para descansar.
• Adoro degustar los mejores platos y los mejores vinos, sin hacer excesos.
• Tengo un inmenso placer en escuchar diariamente la mejor música del mundo y de dar mi contribución política.
• Tendría más de una docena de razones para añadir aquí, pero creo que estas bastan, como ejemplos.

Digo todo eso porque leí en este Facebook un pequeño texto de una colega a quien aprecio mucho. Para mi amiga, “imbécil es quien dice que ese período (la tercera edad) es la mejor edad”. No me sentí ofendido con la etiqueta de “imbécil” que colocó en mi cabeza por simple divergencia de opinión. Discrepo de esa visión tan extrema. Y todo lo que escribo aquí es para demostrar que la tercera edad puede ser algo extraordinario. Estas son mis razones.

DIEZ COSAS QUE SON SEGURAS
Resumo a continuación, de forma muy sintética, las razones que pueden hacer que yo, tu y cualquiera puedan llegar a la “mejor edad” cuando muchos se sienten acabados y decadentes.

1. APRENDE A ENVEJECER. La mejor edad resulta de la experiencia acumulada por el ser humano, en conocimiento y sabiduría, en el sentido de saber vivir mejor. Lo que es esencial para llegar a este resultado tan positivo consiste, a mi ver, en aprender a envejecer. En sentido me siento privilegiado, porque creo que lo logré.

2. ACUMULA CULTURA Y SABIDURÍA. De forma bien explícita: cultura y sabiduría son acumulativas. Nuestro cerebro se asemeja a un granero en que se acumula la experiencia adquirida a lo largo de nuestra vida, como saldo de todo lo que aprendemos con nuestros errores y nuestros aciertos.

3. HAZ LA MÁS DURA AUTOCRÍTICA. Sé implacable contigo mismo. Pon en duda tu propia capacidad, tu pretensión inteligencia y talento. Nunca te juzgues un genio (aunque tus amigos y aduladores repitan ese elogio todos los días). Sólo créelo después de recibir el Premio Nobel. No evolucionarás si no haces una evolución diaria de tu existencia, de tu trabajo, de tus problemas y desafíos. Sin esa revisión permanente de metas y objetivos, tenderás a sentirse frustrado, sin perspectiva. Y una advertencia: esa autocrítica permanente no tiene nada de humillante. Al contrario, nos da una sensación de confianza y de capacidad de perfección permanente.

4. ARREPIÉNTETE DE TUS ERRORES. Conozco personas que insisten en proclamar que no se arrepienten de nada de lo que hicieron en su vida. Pobres diablos. De dos, una: no tienen la menor autocrítica o se juzgan perfectos, verdaderos santos. Por mi parte, confieso que me arrepiento, todos los días, de los errores que cometí a lo largo de la vida, el año pasado o hace media hora.

5. DE QUÉ ME ARREPIENTO. Me arrepiento de mil cosas que hice en mi vida. De haber sido muy radical en mi juventud. De haber sido muchas veces pretencioso cuando aprendía un poco más que los demás. De haber sido arrogante con nos que se me enfrentaban sin mucha preparación. De haber sido cruel y arrogante con mis interlocutores. Pero, bendigo las lecciones que recibí cuando me sentí castigado e incluso humillado por otros, más capaces o más cultos que yo. En síntesis, tener plena conciencia de nuestros errores es condición esencial para la perfección permanente del ser humano. Equivale a un salto psicológico y espiritual.

6. CUIDA DE TU SALUD. OBSESIVAMENTE. La salud en la tercera edad depende de cómo viví y de los cuidados personales que tuve desde la infancia hasta hoy. La vejez sin salud o sin calidad de vida es un infierno prolongado. Nunca fui un modelo en este área. Fumé de los 20 a los 40 años. Desde mi juventud hasta los 40 años, cometí excesos gastronómicos, de diversiones y de trabajo. Felizmente, abandoné el cigarro aún a tiempo de salvar mis pulmones. En cuanto a la forma física, hace sólo tres años me convencí de que debía reeducar mis hábitos alimentarios y eliminar DEFINITIVAMENTE el sobrepeso, pero de forma lenta y continua. Es lo que hago desde hace 26 meses.

7. RELACIÓNATE BIEN. Mira lo que sucede, con tanta frecuencia, aquí en esta red social, en los comentarios o en las discusiones. Los inmaduros son los que dan un show de estupidez, con su placer idiota de siempre “patear el palo de la tienda” en cualquier debate. Quieren impresionar a la platea por su osadía verbal (o mejor, su ignorancia). Si llegaste aquí, quizás no necesites mucho este consejo. Pero nunca sobre recordar que nuestra relación con cualquier interlocutor debe ser marcada por la educación, el equilibrio, la paciencia y la capacidad de reflexión permanente.

8. LA VIDA ES LA GRAN ESCUELA. Aprender con la vida es una conquista que no tiene precio. En especial cuando aprendes a ser más sencillo, más humilde y a respetar a tu semejante, siempre. Nos enseña a ser tolerantes y educados, siempre y cada vez más, con las personas de las que discrepamos. Nos muestra que es posible vencer todo tipo de prejuicios.

9. NO RESISTAS AL HIDRÓFOBO. Si toda la paciencia que sugiero no fuera suficiente, no quieras responder a los insultos y ofensas. Si no puedes ofrecer la otra mejilla, que es la más bella utopía cristiana, te aconsejo: sal fuera, deja de tirar las perlas a los cerdos.

10. MI PARADIGMA. Mi modelo inolvidable, mi mejor ejemplo de vida perfecta en la tercera edad fue Alceu de Amoroso Lima (1893-1983). Con casi 90 años, además de su cultura sin igual, ese brasileño se enfrentó a la dictadura militar, dio conferencias y escribió artículos valientes e irrefutables. Como decía, con buen humor, un profesor de la USP, amigo mío, “no hacen más intelectuales como los de antes. En especial, como Alceu de Amoroso Lima”.

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