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jueves, 28 de abril de 2016

No hay nada más atractivo que ver a mi esposo limpiando. Carta de una esposa enamorada




catholic-link
Es tan sorprendente ver como el amor te cambia cuando uno se casa. Y es cierto, ¡el matrimonio te cambia! Con Dios en el centro el cambio siempre será para bien. Tal vez cuando recién se conocieron, la mirada de tu esposo fue la que te conquistó, pero hoy te das cuenta que aunque esa mirada te siga encantando, no hay nada más atractivo que verlo lavar los platos (y no estoy exagerando). Verlo ayudar en casa, ayudar a los demás es algo que nosotras las esposas atesoramos. ¡El amor y la generosidad son cualidades tan atractivas!, tal vez antes no las notábamos, pero ciertamente en el matrimonio son lo mejor.
Les compartimos un hermoso testimonio, de una de nuestras lectoras, que muestra a una esposa enamorada, amando con todo su corazón a un esposo generoso y atento, que junto a ella, camina en el camino de Dios.

erika

«Soy asidua seguidora de Catholic-Link, me encanta y motiva mucho, siempre he admirado los artículos de ustedes. No escribo ni soy escritora o algo por el estilo, pero la semana anterior tuve (por motivo de un apostolado) una cantidad de sentimientos y me desahogue un poco escribiendo por las noches y quería compartirlo con ustedes. Soy madre de una niño de 8 y de una niña de 4, como familia pertenecemos al movimiento de Schoensttat en Ecuador desde hace 4 años, y quisiera compartir con ustedes un poco de lo que sentí como esposa, esta semana santa del 2016 como parte de las misiones familiares. Déjenme saber si es posible que se publique y poder compartir con otras familia este mensaje».  
Erika Mesa.


Para mi esposo

Que orgullosa me haces sentir de verte siendo un maravilloso ejemplo para esta familia, te amo mucho y crece aún más ese amor con este tipo de vivencias, se ha abierto un mundo increíble de servicio antes nuestros ojos como familia. Verte activo, colaborador y con esa actitud de servicio hacen que vea a Dios en ti y definitivamente un camino juntos a la santidad.
Decidí hoy domingo de ramos y segundo día de nuestras misiones empezar a escribirte estas palabras,no sé cuándo te de la carta para que las leas (esto se me hace más fácil que decírtelo), pero no quiero dejar pasar por alto ni un detalle de todos los maravillosos actos que te veo realizar con tanta dedicación.
Por tu propia cuenta e iniciativa has lavado baños con la determinación firme de que queden como para sala de cirugía (por cierto estaban en un estado terrible), te vi participar en tu segunda misa dominical en el mismo día muy firme y dispuesto a cumplir con tu compromiso de misionar a través de los actos litúrgicos, has estado dispuesto a colaborar con todo y siempre con la disposición de: ¿en qué más puedo ayudar?
Te hago bromas molestándote por todas las herramientas y cosas adicionales que llevas a los paseos pero que realmente han sido muy útiles para muchos de nuestros hermanos misioneros.
Hoy primer día de nuestra salida puerta a puerta te luciste, tus oraciones de cierre fueron perfectas y apropiadas para cada situación y familia que encontramos, anoche no dormiste casi nada porque estuviste con malestar estomacal, saliste a misionar sin desayunar y sin embargo nunca mermó tu compromiso con la misión, siempre las personas que nos acogieron encontraron una sonrisa en tu rostro.
La experiencia de juntos barrer toda la iglesia fue extremadamente agotadora creímos que no lo lograríamos, luego de las ampollas en las manos y el cansancio sentimos juntos la felicidad del deber cumplido.
Fuimos escogidos para el lavatorio de pies como esposos, fui escogida y por ti y tú por mí, no podría ser más perfecto, me sentía indigna de tal honor y con mucha vergüenza, pero sin duda estar a tu lado lo hizo todo más fácil … Así lo es todo, más fácil siempre a tu lado.
Definitivamente es más lo que nos llevamos como familia que lo que hemos dejado en el recinto donde misionamos, hemos crecido en fe y humildad, el ejemplo dado a nuestros hijos es invaluable, y la forma en que ellos encajaron en este apostolado solo puede ser obra de Dios.
Amor recuerda siempre que comulgar juntos es una de las mejores experiencias que tenemos como matrimonio.
Sé que describir todo esto puede ser redundar, o si alguien más lo lee dirá esto no es nada nuevo, o eso es ser misionero a eso vinieron; pero la verdad que verte en este nuevo aspecto de nuestras vidas, tú como jefe de familia misionera, hace sin duda que me enamore más de ti. Somos una familia normal muy común y el haber dedicado una semana de nuestras dos semanas de vacaciones a esta hermosa obra de las misiones familiares sin duda nos acerca más a Dios.
Eres mi orgullo esposo mío.
Te amo,
Erika.

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