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jueves, 5 de noviembre de 2015

Con tela de saco: «Ante los enemigos externos, y los internos, que escandalizan, hagamos penitencia»

Con tela de saco: «Ante los enemigos externos, y los internos, que escandalizan, hagamos penitencia»

Massimo Coppo, el hombre que, descalzo y de rodillas, oró en la Plaza de San Pedro durante el cónclave de 2013, volvió allí este martes para pedir a todos los cristianos hacer penitencia porque la Iglesia está «en una situación muy difícil». 



P. J. Ginés, ReL
El hombre vestido con tela de saco que en marzo de 2013 oraba durante el Cónclave en plena Plaza de San Pedro, con un aspecto de franciscano mendicante medieval que llamó la atención de la prensa (incluyendo la de ReL), ha vuelto a Roma con un mensaje de oración y penitencia dos años después.

“He venido caminando aquí para hacer penitencia por la Iglesia, para rezar desde esta mañana; para rezar a Dios para que tenga piedad de su Iglesia, que está en una situación muy, muy difícil, y que está en escándalo, lamentablemente”, expresa desde la Plaza de San Pedro el peregrino, que se llama Massimo Coppo, a la agencia Aciprensa. 

Massimo es un laico que pertenece a una pequeña comunidad llamada Comunidad Familia de Belén, con sede en Rocca Sant´Angelo, a 12 kilómetros de Asís, creada hace 30 años. Pronunció un voto de pobreza y de vida dedicada a la oración a los 32 años. Hoy tiene 65.


Massimo Coppo en oración en la Plaza de San Pedro
durante el Cónclave de 2013


“He hecho mía la oración del profeta Daniel que dice ‘Señor, hemos pecado, pero aleja tu ira’, porque estamos en tiempos en que Dios está juzgando a su Iglesia”, advirtió.

De nuevo en Roma en noviembre de 2015, explica a Aciprensa que anima a los cristianos a hacer penitencia. “Es una palabra que no nos gusta. Debemos hacer penitencia (…). Cualquier cosa fea que sucede en esta plaza, en cualquier iglesia de Roma, en cualquier iglesia de Italia. Tenemos los enemigos externos que son sobre todo los terroristas islámicos; tenemos los enemigos internos, como los llamaba el Papa Ratzinger a los que generan escándalo dentro de la Iglesia”. Ante esto, señaló, “solo podemos hacer una cosa: hacer penitencia por amor a Jesús y por amor a su Iglesia”.

En Internet hay varios vídeos sobre la actividad de Massimo Coppo como profeta y penitente al estilo de los primeros franciscanos medievales. También los hay describiendo su vida cotidiana en la Comunidad Familia de Belén, que recibió reconocimiento eclesial de la diócesis de Asís en noviembre de 2005. 

Massimo Coppo es hijo de Alberto Coppo, que fue profesor de Arte y Filosofía y escritor, con algunas novelas premiadas. Massimo estudió una diplomatura en el Liceo clásico, y estudió secundaria en Indiana, EEUU. Se preparó para ser profesor de ciencias agrarias, pero lo dejó todo a los 32 años cuando conoció a Marcello Ciai, fundador de la Comunidad Familia de Belén, a quien considera un profeta de nuestra época. Primero fue un voluntario de la asociación, ayudando con sus conocimientos agrícolas, luego fue el tesorero. Desde 2010 vive en Asís en condiciones penitentes, a menudo durmiendo en la calle o en portales, como parte de un llamado especial a la penitencia pública.

Massimo escribió en 2007 un libro que se titula "Desde la tierra de Asís, un Espíritu de profecía sobre el colapso de la economía", que presenta la figura del fundador Marcello Ciai, sus visiones y hechos milagrosos y actividad caritativa. 



Massimo ha declarado a la prensa, sobre sus hábitos de penitente pobre: "Estoy seguro de que soy más feliz que Depardieu y Putin, con un saco y un bastón, tengo la perfecta alegría, en las huellas de quien se casó con la Señora Pobreza", aludiendo a Francisco de Asís.

Massimo ha escrito también unas líneas sobre su actividad en Asís. "Conozco dos o tres mendigos en Asís, somos amigos, y me siento honrado por su amistad. Yo no soy un mendigo, mi petición - y las ofertas que recibo - están relacionados con un libro que escribí", explica refiriéndose a "Desde la tierra de Asís", que ya se ha divulgado en italiano, inglés y francés. 

"La gente me pregunta por qué me pongo ropa de saco y si no tengo frío en los pies en invierno. Respondo que no soy un fakir, sí siento un poco de frío, pero lo ofrezco a Dios.Durante la noche duermo bajo los soportales de la Basílica del Santo. A veces alguien viene a verme: oramos, compartimos, conspiramos para que en Asís se renueven las maravillas de amor, sanación, salvación y alabanza como en el antiguo Asís".

Massimo está convencido -como quizá lo estaban también muchos en la época de San Francisco de Asís- de que "ahora estamos en los últimos tiempos, la gran tribulación ha comenzado, de la que Jesús habló en su muy desatendido e incomprendido discurso profético en el que aparece las señales anteriores a su regreso".

Su maestro y fundador de su comunidad, Marcello Ciai, también está convencido... y lo ilustra con comentarios de actualidad de lo que ve en la prensa italiana (que no es lo mismo que lo que sucede en el mundo).

Massimo está encantado con el Papa Francisco, su llamado a la austeridad, su dimensión franciscana, la encíclica Laudato Si´... y anima a todos a practicar una vida de penitencia para proteger a la Iglesia de sus enemigos externos e internos. La austeridad, en una sociedad de opulencia y derroche (como es la Occidental, incluso en plena crisis) siempre será un gesto profético y contracultural.

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