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lunes, 4 de mayo de 2015

Sin autoevaluación no se mejora


Hace más de diez años aprendí a hacer el examen de conciencia diario antes de dormir. Reviso todos mis actos del día, los marco en una pequeña papeletita. Al final de cada semana hay mucha materia sobre la que debo pedir ayuda a Dios y trabajar.

Movido por este acto de piedad, y humanidad, siempre me quedo claro que si uno no se hace el ejercicio de autoexaminarse no existe la posibilidad de tener la conocimiento de lo que debemos mejorar, cambiar y potenciar.



El año pasado, al asumir la tutoría de 5to de Secundaria, de la que ya me referí anteriormente, empecé a enseñarle a todos los muchachos a autoevaluar su proceder en el aula para con todos las áreas y profesores. El producto de esa acción no solo servía para acumular un dato más. Servía para proyectar los posibles resultados que se tendrían. Curiosamente, a pesar de la actitud escéptica de muchos de mis estudiantes, las proyecciones se cumplieron. Y después de eso cada quien se propuso una serie de acciones personales y en grupo para revertir varias situaciones que no querían que se repitieran. Tal como lo esperábamos. Ejecutaron las acciones de cambio y los resultados cambiaron. Todo esto entre el tercer y cuarto bimestre.

Cuando empezamos en el tercer bimestre la proyección antes de autoevaluarse era que mínimo repetían el grado dos, quizá tres estudiantes. Después de la autoevaluación cada semana, y ejecutando las acciones de cambio, propuestas por el propio grupo con mi orientación, las proyecciones cambiaron. La meta era ninguno repite, ninguno desaprobaría ningún curso. ¿Saben cuáles  fueron los resultados? Un solo alumno desaprobó un curso. Ni un repitente. Ratifico el dato: "Un solo alumno desaprobó un curso".

La autoevaluación resultó. Es cierto que se ejecutaron diversas acciones. Pero, de no haber hecho un proceso de autoevaluarse quizá nunca se hubieran dado cuenta lo que tenían que hacer para mejorar.

Lo que digo es fácilmente comprobable. Las calificaciones son oficiales. los alumnos reales, yo el tutor, quien escribe este artículo soy real.

Ahora, convencido, no por teorías si no por lo vivido, plantearé mi tesis: "La autoevaluación y el rendimiento académico". Alguien podría decir: "¿Por qué dices públicamente cuál es tu tesis?" Respondo. Por dos motivos. El primero, necesito de sus aportes, reseñas, libros que me sirvan de referencia. El segundo, que si bien no harán una tesis de esto, les sirva mi experiencia para que ayuden a sus estudiantes con procesos de autoevaluación serios, realistas y motivadores. Y claro, me cuentan sus experiencias. Porque lo que quiero es aprender.

Yo también me autoevalué, por eso he entendido que solo aprendiendo es cuando mejoro.

Carlos Pacahuala Montenegro 
(cortesía de José Antonio Benito)

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