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miércoles, 18 de febrero de 2015

Miércoles de Ceniza comienzo de la Cuaresma


Este miércoles, 18 de febrero, comienza el tiempo litúrgico de la Cuaresma, durante el cual la Iglesia invita a los fieles a vivir este periodo de preparación a la Pascua. "Conviértete y cree en el Evangelio", son las palabras que el sacerdote pronuncia cuando pone la ceniza en la frente de cada fiel durante la celebración eucarística del Miércoles de Ceniza. Las cenizas provienen de las palmas quemadas usadas en el Domingo de Ramos previo.

“La ceniza bendita impuesta sobre nuestra cabeza es un signo que nos recuerda nuestra condición de criaturas, nos invita a la penitencia y a intensificar el compromiso de conversión para seguir cada vez más al Señor”, explicó el papa Benedicto XVI durante la audiencia general del 9 de marzo del 2011.

Con el Miércoles de Ceniza comienza el itinerario cuaresmal, de cuarenta días que nos conducen al Triduo pascual, memoria de la pasión, muerte y resurrección del Señor, corazón del misterio de nuestra salvación.

Así lo explicaba el año pasado el Santo Padre Francisco. La Cuaresma --dijo-- nos prepara para este momento tan importante, por ello es un tiempo 'fuerte', un momento decisivo que puede favorecer en cada uno de nosotros el cambio, la conversión. Todos nosotros necesitamos mejorar, cambiar para mejor. La Cuaresma nos ayuda y así salimos de las costumbres cansadas y de la negligente adicción al mal que nos acecha. En el tiempo cuaresmal la Iglesia nos dirige dos importantes invitaciones: tomar más viva conciencia de la obra redentora de Cristo y vivir con mayor compromiso el propio Bautismo.

Es además un día de ayuno y abstinencia. Según explica el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, “el comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal”.



Por otro lado, es interesante recordar que la palabra “ceniza”, que se encuentra varias veces en el Antiguo Testamento, es usada para indicar el pecado y la fragilidad del hombre. Polvo y ceniza son dos palabras que parecen intercambiar entre ellas por la similitud de significado.

La Cuaresma --dice el papa Francisco en su mensaje para este tiempo litúrgico de este año-- es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un 'tiempo de gracia'. Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: 'Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero'. Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. E invita a preocuparse por el prójimo, porque si no ocurre, advierte el Santo Padre, que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás.





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