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martes, 20 de enero de 2015

Las grandes preguntas sobre ciencia y fe tienen respuesta en el nuevo curso online Science & Faith


«Hay que divulgar en Internet más formación sobre ciencia y fe, queda mucho por hacer en este campo»
Emili Marlés -a la derecha de la foto- tiene continuo contacto con jóvenes y sus dudas,
y como físico y sacerdote sabe de la importancia de armonizar fe y razón


                                                                                                            P.J. Ginés/ReL
Tres veces al año (en octubre, febrero y junio) se inicia en Internet el exitoso curso sobre Ciencia y Fe de "Science and Faith BCN" (www.scienceandfaithbcn.com), por el que ya han pasado 425 alumnos online de España y América Latina. 
Organizado por la Facultad de Teología de Cataluñabajo el patrocinio del Pontificio Consejo para la Cultura, se trata de un curso online de alta divulgación en lengua española, dirigido a cualquier persona que quiera aprender y dar razón de la fe, o al menos entender las razones de la fe en temas clave. Puede ser especialmente útil para profesores, catequistas y cualquiera con función docente, pastoral y educativa. Se trata de un curso 100% online. Cada lección ofrece un vídeo introductorio, junto con un artículo de e-learning y acceso a lecturas, vídeos y podcasts que profundizan el tema. La lección se cierra con un autotest y la participación en el forum de debate. 
Su promotor, Emili Marlés, físico y sacerdote de la diócesis de Terrassa, está convencido de que "las ciencias son una ayuda, no una dificultad, para descubrir la belleza y la sabiduría de Dios".

- En su libro "Los 3 primeros minutos de la historia" el físico Weinberg, que es ateo, escribe: "cuanto más comprensible parece el universo, tanto más sin sentido parece también". ¿Qué le parece? 
- Ese libro ya tiene bastantes años. [Efectivamente, la primera edición es de 1977, nota de ReL]. Yo diría lo contrario: cuanto más sabemos del universo, más nos parece tener sentido y más asombroso es eso. Por ejemplo, es toda una sorpresa positiva que nuestro universo sea lógicamente formulable. Es asombroso que las constantes universales sean precisamente las que permitan la vida humana, que estén calibradas precisamente así. Es lo que se llama el "principio antrópico". Vemos también que el universo genera belleza. Y cuanto más conocemos, más nos maravilla. Hasta ahí la ciencia. A partir de estos datos, llega la filosofía y se pregunta: ¿Y por qué es así?

- Un tema del curso "Science and Faith BCN" es el del final del universo... ¿Cómo encajan la ciencia y la teología este tema? 
- La teología, al hablar con la ciencia, va generando nuevas preguntas. Es todo un desafío. Por ejemplo, con los datos que tenemos hoy, hay dos grandes modelos físicos sobre el universo. Uno propone que el universo iría expandiéndose hasta llegar a una muerte por congelación, porque los átomos tienden a destruirse, cada vez habría menos soles, menos energía. Pero otra opción posible es la contraria: que el universo llegue a acabarse por deflagración, en una gran explosión. Un libro de divulgación que explica estas posibilidades se titula precisamente “Los 3 últimos minutos de nuestro universo”, de Paul Davies, que es un autor más bien teísta, aunque no se define en una religión concreta. El caso es que en ambos casos el universo parece ir "a peor", en vez de ganar en perfección o complejidad. Al teólogo esto le suscita preguntas, lo que se llaman teologúmenos: cuestiones teóricas que buscan armonizar lo que sabemos por la fe con lo que encontramos en la ciencia. Por ejemplo este caso: ¡un universo que se estropea, en vez de mejorar! Un teólogo puede plantear que si Cristo resucitó, si su cuerpo muerto resucitó, fue transformado en un nuevo cuerpo, más pleno, el universo también puede ser llevado por Dios a una plenitud, una transformación. Sería el cielo nuevo y la tierra nueva, que dice la Biblia. Podría haber un paralelismo entre la muerte del Cosmos y la muerte de Cristo, el cuerpo resucitado de Cristo y la vida plena, nueva, que Dios podría dar al universo.

  
- Otro de los temas del curso es la neurociencia. Cada cierto tiempo vemos titulares que hablan de que han “encontrado” a Dios en el cerebro, o de que “Dios” es un fallo del cerebro, o algo que pasa en el cerebro con una onda magnética, etc... 
- Hace un par de años la Academia Pontificia para la Ciencia realizó un congreso sobre neurociencias [Aquí las ponencias del congreso publicadas en inglés, ndReL]. Dios no es, en cualquier caso, un "objeto" que puedas "ver" con las técnicas del método científico. El método cientifico no está diseñado para eso, y de hecho la ciencia no pretende responder a todas las preguntas de la realidad. La razón científica ayuda a conocer muchos campos de la existencia, pero no todos. Sobre detectar ondas magnéticas y campos del cerebro que se activan... pensemos esto: si nos hacen una radiografía, veremos nuestros huesos, pero nadie sacará la conclusión de que  "el ser humano es un montón de huesos". Los humanos somos seres encarnados, así que es evidente que nuestras emociones, pensamientos, decisiones o sentimientos dejarán resonancias físicas que se pueden observar y medir en nuestro cuerpo.

  
- Francisco Soler Gil, un divulgador especialista en física, comentaba en una entrevista en ReL que «para sopesar los indicios de Dios hay que leer libros, no basta con consultar Wikipedia o un blog». ¿Qué le parece?
- Nuestra primera lectura muchas veces es lo que encontramos en Google o la Wikipedia, ¿verdad? Por lo tanto, lo que la Iglesia o los cristianos han de hacer es poner en Internet contenidos divulgativos de calidad. Eso es lo que intenta nuestro curso, de hecho: que profesores serios den respuestas fiables a las preguntas de ciencia y fe, de forma comprensible, pero sabiendo que el profesor es alguien serio, responsable.
- ¿Piensa que Internet es más eficaz difundiendo bulos o difundiendo información fiable?
- Internet consigue que la información corra deprisa. Un bulo se difunde más rápido en Internet. Pero también Internet es el primer lugar para buscar los datos reales que desmantelan el bulo. Sí, es bueno acudir a los libros... pero precisamente hay muchos libros que se pueden consultar con Google Books, o en Amazon, donde vemos los índices de muchos libros. En vez de temer a Internet, los cristianos deberíamos crear esos contenidos accesibles, comprensibles. A la Iglesia aún le falta mucho por hacer en esa línea.

-¿Qué peligro ve usted más plausible y en crecimiento para este s.XXI: las paraciencias y esoterismos; el fanatismo religioso que rechaza la razón o el cientifismo arrogante y materialista?
-A la evangelización le amenaza más, creo, el primero, las paraciencias, o el tercero, el cientifismo materialista. El Papa Francisco nos pide ir a los campos donde se genera el pensamiento. Hablando con Justo Aznar, de la Pontificia Academia de la Vida, uno de nuestros profesores, me comentaba que es importante que haya científicos cristianos en esos ambientes, que es otra "periferia" donde hay que estar. Quizá los científicos cristianos podrían asociarse más y tener una voz pública y profesional. Eso visualizaría una realidad, y la normalizaría. En España, especialmente, a veces todo es muy visceral, y ese tipo de asociacionismo lo haría más cordial. Respecto al tema de la New Age y los esoterismos... denota una sed de Dios. También en ese ambiente los cristianos han de hacerse presentes, primero escuchando, para después poder hablar. La Nueva Evangelización también implica ofrecer una visión del mundo, y el diálogo con la ciencia ayuda. El científico anhela la verdad, desea la verdad… mientras que en otros ambientes parece que la Verdad sea algo indeseable, de fanáticos. Creo que al presentar la armonía entre fe, ciencia y razón se puede responder, con crítica razonada, a las cosmovisiones new age.

Más información sobre el curso "Science and Faith BCN"Inicio de nuevo curso el 3 de febrero
(www.scienceandfaithbcn.com)

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