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miércoles, 10 de agosto de 2016

La Santa Misa contada en historietas 5




5. Se llamaron Hansel y Gretel
(La Misa - La Comida Real de los Bautizados)

La casa estaba situada a la vera del camino. Al otro lado comenzaba el bosque. Aquí vivía una familia a la que todos apreciaban. El hijo mayor se llamaba Juan, su hermana Margarita. Toda la gente solía llamarlos Hansel y Gretel como en el cuento de hadas. Una mañana, durante las vacaciones dijo Hansel: "Mamá, ¿podemos ir a jugar en el bosque"? La mamá contestaba": Sí, pero no se alejen mucho. Cuiden de no apartarse del camino". Los dos jugaban al comienzo frente a la casa. Estaban cazando mariposas. Sin darse cuenta se adentraron cada vez más en el bosque. Ya no sabían dónde estaban.

El bosque se volvía a cada paso más espeso y oscuro. Ya no escuchaban nada del camino ni de las casas. Pasaron las horas. Comenzó a llover. El bosque se volvió aterrador. De repente Hansel y Gretel exclamaron: "Allí hay una pradera". Comenzaron a caminar más rápido y se tomaron de la mano. No sólo había una pradera sino también una reja con un portal. Detrás del portón observaron un camino muy cuidado. A la derecha y la izquierda se podía admirar algo como un parque espléndido con flores y arbustos. Cuando se acercaron al portón, éste abrió por sí solo. A unos 100 metros vieron una escalinata y una casa espléndida - un palacio.

 Desde allí un criado había abierto el portón. Les vino al encuentro. Llevaba una librea colorada muy elegante. Amablemente les preguntó de dónde venían. Les expresó su compasión porque estaban tan mojados por la lluvia y sucios. Les dijo que no debían tener miedo. En primer lugar deberían ponerse ropa seca y luego comer algo bueno. Luego se les llevaría a su casa. Cuando llegaron a la puerta principal del palacio les vino al encuentro una dama distinguida. "He hablado con el rey. Los invita a cenar con él. Es hora que nos preparemos". Primero los llevaron a los dos a un baño cada uno. Mientras se bañaban la dama les preparó la ropa. Gretel recibió un vestido de seda celeste con botones de oro que llegaba hasta los pies. Hansel un traje compuesto de pantalones de seda blanco y saco de seda roja. Ambos con zapatos de hebillas de plata. Tenían el aspecto de príncipes.

Entonces la dama los condujo al comedor real. En la mesa había velas encendidas y platos de oro. Olía a cosas muy ricas. Entró el rey. Era como un padre. Se sentaron y se bendijo la mesa. La dama le dio a cada una rica sopa. El rey les contaba de su reino. Después de un asado jugoso se sirvieron helados con crema de chantilly. Hansel muy secretamente tenía que aflojar su cinturón, tan rica era la comida. Para beber había jugo de uva.

En el entretiempo había oscurecido. El rey dijo: "Es hora que vayan a su casa. He avisado a sus padres. Por eso ellos no están preocupados." Ante la escalinata estaba esperando una limusina. El chofer con uniforme gris oscuro y con adornos de oro les abrió la puerta. Los vestidos viejos los habían lavado, planchado y empacado en una maleta nueva guardándola en la maletera. En un tiempo brevísimo llegaron a su casa. Allí encontraron un patrullero que los esperaba por sí acaso. Los padres apenas se atrevieron de abrazar a Hansel y Gretel tan finos se habían vuelto.

La historia de Hansel y Gretel nos habla de la Santa Misa. A la Misa vienen los bautizados. Se reúnen los hijos de Dios. Como los niños en el bosque así todos los hombres han perdido el camino, han pasado por la tempestad del mal y de mucha suciedad. Entonces Jesús les abre la puerta al Padre. Él muestra a los hombres la casa paternal de la Iglesia. En primer lugar son lavados y limpiados de toda suciedad. Esto se realiza en el sacramento de santo Bautismo, y, cuando hay necesidad, en el sacramento de la Confesión. Recién limpios se les viste con nuevos vestidos, al vestido de la gracia. Como hijos e hijas del Padre eterno son invitados a la mesa. Luego el rey que es Dios hace que sean acompañados a su casa. El camino no es muy lejos. En casa todo es luego alegría y felicidad.

La Santa Misa es la cena real. Quien quiere participar en ella tiene que ser bautizado. Junto con el "baño" del bautismo recibe el vestido del hijo de e Dios. Si los vestidos reales se malogran o se ensucian entonces la madre Iglesia nos lleva aparte y no da un nuevo vestido en el sacramento de la reconciliación. Entonces se puede entrar a la sala de la cena real, puede hablar con el Rey, se puede comer a la luz de las velas encendidas, comer lo más precioso que existe bajo el cielo: la comida celestial. Luego nos sentimos fortalecidos para el camino a casa. Aquí las cosas suceden de manera diferente del relato del cuento de hadas "Hansel y Gretel". Ellos se perdieron y se encontraron con una bruja. Fueron encerrados y debían ser devorados por la bruja. Tenían que defenderse contra el mal. Era defensa propia.


Nosotros, los que nos hemos perdido, encontramos a Dios, se nos trata como a hijos de Dios y se nos viste con la gloria de Dios. Participamos en el banquete de bodas y llegaremos a nuestra casa en el cielo. El cuento de hadas cristiano de "Hansel y Gretel" no es un cuento, es realidad, es verdad.



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